La pandemia mundial que asola a España y al resto del mundo ha forzado de forma inesperada al mundo a innovar en un mercado hasta hace muy poco olvidado: el de las mascarillas. Un utensilio que se ha convertido en un elemento imprescindible de nuestro día a día, y la tecnología se quiere encargar de que llevarla no sea lo menos engorroso posible, creando incluso el concepto de mascarilla transparente.
Esta es la idea de Social Mask, una mascarilla desarrollada por Burzo Ciprian. Este concepto de mascarilla, que por ahora está en etapa de desarrollo, plantea muchas mejoras interesantes a la idea propia de la mascarilla. De base, nos encontramos con que esta es transparente, evitando que tengamos que ocultar nuestro rostro.
Pero la Social Mask es mucho más. Es ecológica, fácil de diseñar y sobre todo inteligente, ya que es capaz de detectar e identificar los patógenos del aire gracias a algoritmos especializados y biosensores.
La mascarilla ecológica e inteligente
Según Ciprian, esta mascarilla pese a estar equipada con sensores y algoritmos, es fácil de manufacturar. Se puede fabricar mediante impresión 3D mediante filamentos ecológicos o mediante fundición en moldes especiales. La Social Mask tiene en su parte frontal un dispositivo modular que integra los biosensores de la mascarilla, su capacidad Bluetooth y un ventilador para respirar.
En los laterales vemos un sistema de ventilación con filtros, el sensor de temperatura y una pantalla que nos indica en un momento qué temperatura hace en la estancia en la que estamos. Todo ello integrado en la mascarilla de tal forma que nuestro rostro no quede cubierto por estos elementos.
Para los alérgicos también hay buenas noticias. Para facilitar el uso de esta mascarilla para estas personas, se han usado diferentes tipos de materiales como policarbonato y polipropileno. Por otra parte, la mascarilla también integra un biosensor en la parte delantera para detectar personas asintomáticas detectando partículas en el aire. Toda esta información se enviará a nuestro teléfono móvil.
Tiene su propia 'app'
El algoritmo integrado dentro de la aplicación, conectado a la mascarilla mediante Bluetooth, recoge todos estos datos, realizando un porcentaje de posible infección por coronavirus. Todos los usuarios aparecerán en un mapa para que el usuario no tenga que recorrer posibles zonas calientes.
Si la mascarilla detecta que una persona es asintomática, enviará toda esta información al dispositivo móvil para que esta la envíe a las autoridades pertinentes, como hacen las aplicaciones como el Radar COVID-19.
Desgraciadamente, esta mascarilla no es más que un prototipo en desarrollo y no hay datos sobre su comercialización. No obstante, supondría la solución a muchos de los inconvenientes que las mascarillas convencionales acarrean, como los problemas de respiración que sufren algunas personas o los desechos que genera el uso continuado de las mismas.