En España es obligatorio el uso de mascarilla para evitar la propagación del coronavirus; estos accesorios filtran pequeñas partículas como los virus, pero los científicos llevan ya meses investigando si sería posible hacer algo más para acabar con ellos.
Ahora investigadores del MIT han desarrollado un prototipo de mascarilla que puede ofrecer una mayor seguridad al portador, ya que en vez de bloquear el acceso de virus y bacterias, los mata usando calor.
De esta manera, la eficacia de esta máscara puede ser muy superior a la de una mascarilla corriente; y aunque por el momento es un prototipo y algo aparatoso, puede ser el principio de un nuevo tipo de mascarilla.
Mascarilla de calor
Esta mascarilla consiste en un soporte con una malla de cobre mantenida a una alta temperatura relativamente hablando. La propia respiración del usuario hace que las partículas que flotan en el aire pasen por esta malla; al chocar contra el cobre se frenan y durante ese tiempo, el calor mata los virus y bacterias, o bien los "desactiva" haciéndolos inertes.
Los investigadores han recalcado que este es un nuevo concepto de mascarilla porque no bloquea virus ni otras partículas; los agujeros de la malla no son suficientemente pequeños para eso. Pero para cuando el virus pase por la malla, eso dará igual porque ya no será capaz de infectar al usuario al estar muerto o inactivo.
La propia respiración del usuario es aprovechada para crear un flujo que mantiene los virus en la malla el suficiente tiempo como para morir. Y por supuesto, funciona en ambas direcciones, por lo que el aire expulsado por el usuario estará esterilizado.
Reutilizable y segura
La gran ventaja de esta mascarilla es que sería completamente reutilizable, sin necesidad siquiera de lavarla como con las máscaras de tela actuales. Por lo tanto, puede ser especialmente útil para personas que tengan que estar todo el día protegidas, como pueden ser los profesionales de la salud, así como gente en situaciones en las que no pueda cumplir la distancia social por cualquier motivo.
La investigación empezó el pasado marzo, cuando los científicos del MIT se centraron en mejorar y explorar diferentes tipos de mascarillas; se dieron cuenta de que no existía ninguna mascarilla que matase los virus de manera activa, y la mayoría sólo se centraba en capturarlos. También hemos visto otras ideas, como burbujas personales para evitar el coronavirus en reuniones de personas.
Es por eso por lo que decidieron iniciar el diseño de una mascarilla que matase virus con el calor; optaron por el cobre como material, y calcularon la temperatura óptima a la que debía estar para matar el coronavirus, tanto si salía como si entraba en la mascarilla.
Los prototipos actuales usan una batería de nueve voltios no solo para calentar el cobre, sino también para enfriar el aire una vez que pasa por la malla para que el usuario no respire aire caliente.
Los primeros prototipos son algo grandes y aparatosos, pero sus creadores esperan que con el desarrollo de partes más pequeñas sean capaces de crear mascarillas más pequeñas, aunque se espera que sean más caras que las corrientes, como es comprensible.