La pandemia por la Covid-19 ha hecho que los medidores de dióxido de carbono (CO2) estén de moda en España. Algunas comunidades, como Madrid, han apostado por instalar estos dispositivos en colegios y restaurantes con el objetivo de evitar la expansión del virus y los contagios, y salvar así la Navidad.
Esta tecnología se ha convertido en un aliado perfecto para poner la alerta sobre la ventilación de entornos y es que si una persona con coronavirus permanece hablando durante horas en un sitio cerrado, el ambiente se irá llenando de aerosoles infecciosos, una de las principales vías de contagio. Un riesgo que se cuantifica ahora gracias a los medidores de CO2.
Es por ello que prácticamente todos los sectores públicos, de restauración a hoteles pasando por escuelas hayan apostado por ellos. Sin embargo ahora, con Nochebuena y Fin de año a la vuelta de la esquina ha crecido el interés por instalarlos en casa pero, ¿cómo funcionan?
Cómo funcionan
Una de las formas para saber si una sala está ventilada o no es a través de los niveles de CO2. Aunque hay de varioas compañías en el mercado, una empresa española ha creado unos medidores de dióxido de carbono que incorporan un componente que, a través de infrarrojos, es capaz de medir de forma eficiente el nivel de CO2 de un espacio cerrado, ofreciendo el nivel de partículas por minuto que hay de forma exacta.
El nivel de CO2 del aire exterior es de 400 ppm (partes por millón). Un valor entre 500 y 700 ppm en interiores se considera aceptable. Sin embargo, en caso de llegar a los 800 ppm es obligatorio ventilar la habitación para renovar el aire. Si la concentración de CO2 en un cuarto sobrepasa las 1.000 ppm, esto indicaría que se ha realizado una mala ventilación, por lo que habría que ventilar al máximo y lo antes posible.
"Nuestro sensor trabaja con una tecnología relativamente nueva llamada LoRaWAN que permite emitir frecuencias libres, es decir, no licenciadas, a bajo coste y con un mínimo consumo. Por lo tanto, no tiene que estar conectado a la electricidad ni a la red Wifi", explica a OMICRONO Alex Bryszkowski, cofundador de Redexia.
Los usuarios no tienen que alimentar el equipo, ya que funciona con baterías "y puede aguantar cinco años transmitiendo datos. Son fáciles de instalar, basta con adherir el sensor a una pared o al lugar donde se quiera poner, y ya el dispositivo transmite durante mucho tiempo". Aunque actualmente los medidores de CO2 se están instalando en colegios y restaurantes, esta tecnología también se puede usar en los hogares.
Sin pantallas
Para una mejor medición, desde la compañía recomiendan situar el medidor en el espacio que técnicamente esté menos ventilado del local. De esta forma, si en esa zona el nivel está bajo, los usuarios ya saben que deben ventilar toda la estancia. "Siempre es mejor situarlo en el peor escenario si en la sala hay múltiples zonas", señala Alex Bryszkowski.
Estos sensores, que tienen un precio de 200 euros, lucen un diseño minimalista. No incluyen una pantalla que ofrezca información a la vista, y con ello "se evita generar momentos de alarma, de pánico o accidentes en un aula, por ejemplo. La mayoría de usuarios no piden que se incluya esta característica", explica el cofundador de Redexia.
Sin embargo, los medidores de CO2 sí cuentan con "un indicador LED que a través de los colores de un semáforo (verde, naranja y rojo) dan una cierta orientación de la medición. No indican la lectura exacta, pero si el indicador está en color rojo hay que ventilar".
Los dispositivos recopilan información a través de una plataforma en la nube donde los centros pueden recibir alertas y alarmas. Incluso si se llega a unos umbrales muy altos, "permite notificar al personal de mantenimiento. Además, también es posible realizar informes para dar un reporte diario a determinadas personas para que comprueben que los umbrales no han superado los recomendados", señala el cofundador.
A esta plataforma se accede mediante un navegador web en cualquier dispositivo. Los datos que los medidores obtienen se registran y centralizan para generar alarmas y reportes, a través de SMS o de notificaciones móviles, que permiten a los responsables del local tomar decisiones respecto a su ventilación.
En la propia plataforma los usuarios también pueden modificar los umbrales definidos de fábrica, como especificar si quieren que las alertas salten a unos niveles más bajos o en un determinado horario, "así pueden evitar que les llegue una notificación a altas horas de la noche". Además, también pueden monitorear la temperatura, humedad, luminosidad y movimiento del centro.
Bares con semáforo
En el sector de la restauración, la compañía española está comenzando a instalar una opción para que el bar o restaurante indique que se han puesto medidas para que el local se ventile correctamente. "De esta forma y a través de un código QR, que puede estar situado en la puerta o el escaparate, los clientes pueden supervisar desde sus móviles los niveles de CO2 con un indicador con forma de semáforo".
La compañía alerta que es importante acudir a proveedores que ofrezcan garantías y estén homologados por la Unión Europea. Estos medidores de CO2 suelen tener un coste mínimo de 150 euros, frente a los 50 que cuestan los que no están homologados y "que ofrecen resultados poco fiables y datos aleatorios. Una de las mejores opciones es la de los medidores inalámbricos, ya que no requieren una gran inversión en infraestructura e instalación" concluye Alex Bryszkowski.