Los avances tecnológicos no se limitan simplemente a la inteligencia artificial. En España ya es común que surjan de vez en cuando novedades en el mercado de la biotecnología que hagan más fáciles cuestiones, por ejemplo, sobre la reproducción humana. Es el ejemplo de SaliStick, el primer test de embarazo que usa saliva y que por fin ha llegado al mercado.
Los test de embarazo clásicos, como ya es sabido, necesitan de orina para dar sus resultados. Este método puede ser problemático para algunas personas y para otras, es como mínimo engorroso. Esta prueba de embarazo funciona de forma parecida a una prueba oral para detectar COVID-19, con un aplicador manual que recoge una muestra de saliva para detectar el estado de embarazo.
Este SaliStick ha llegado a los mercados de Reino Unido e Irlanda, y promete mostrar resultados en un lapso de 10 minutos. Los ensayos clínicos realizados con esta prueba de embarazo en más de 300 mujeres mostraron un 95% de precisión si se usa desde el primer día en el que se pierda el período.
Una prueba con saliva
La forma de uso es, de nuevo, muy parecida a la de los tests COVID. Se usa el aplicador ya mencionado para conseguir la muestra de saliva. Luego esta se coloca en una unidad de análisis separada. En una pantalla se muestran los resultados; si se muestra una línea, la prueba es negativa. Si aparecen dos, el resultado es positivo y hay embarazo.
Se encarga de evaluar los niveles de la hormona beta-HCG (β-hCG) o también conocida popularmente como la hormona del embarazo. Esta se detecta en la saliva, alrededor de 3 o 4 semanas y sus niveles séricos aumentan después de la concepción, haciéndolo un buen indicativo para confirmar el estado de embarazo. Solo tiene un inconveniente; la persona que se someta a esta prueba debe esperar 30 minutos después de comer o beber para realizarla para evitar tener resultados alterados.
Hay que aclarar que esta prueba es ligeramente menos precisa que los tests de embarazo convencionales. No obstante, presenta bastantes ventajas. La obtención de la muestra es bastante más fácil y amigable que la de usar orina, y además es más fácil de usar en sitios abiertos o públicos. De nuevo, puede llegar incluso a ser más higiénico, ya que con la orina se corre el riesgo de mancharse el cuerpo, la ropa, etcétera.
Todo este desarrollo ha tenido lugar en Salignostics, startup oriunda de Israel y que está asociada con la compañía Abingdon Health. Actualmente están disponiendo su producción para poder suministrar un millón de pruebas al mes, y su coste es de 9,99 libras, lo que al cambio se traduce en unos 11,60 euros. Más o menos un precio parecido al de los test de embarazo convencionales que se venden en Internet.