Seamos sinceros, aquí nadie quiere leer las condiciones de servicio, aunque deberíamos. Sobre todo porque quién sabe, puede que nos toque algo de dinero.

Es lo que le pasó a un usuario de PC Pitstop, un programa para solucionar problemas relacionados con Windows.

Estos tipos de programas tienen unos documentos legales especialmente completos por lo que pudiera pasar, por lo que es incluso menos probable que nadie quiera leerlos.

Leer las condiciones de servicio siempre es beneficioso

Sus creadores lo sabían, así que incluyeron en el texto un regalito para la primera persona que se leyese los términos: 1.000 dólares, constantes y sonantes, sin compromiso y sin necesidad de hacer nada más, sólo había que ser el primero en conseguirlo.

No había truco, el regalo estaba muy claro en las condiciones de servicio, pero parecía que iba a pasar desapercibido.
Hasta que pasados cinco meses, después de vender 3.000 unidades del programa, un usuario contactó a la compañía pidiendo el dinero; era la primera persona que se había leído el documento legal y se había dado cuenta del regalo.

Con el tiempo este se ha convertido en uno de los mejores ejemplos de cómo las condiciones de servicio son todo un misterio para el usuario medio, no sólo para lo bueno (que es bastante raro), sino sobre todo para lo malo, con multitud de términos incluidos para que las compañías puedan lavarse las manos ante cualquier problema