Por qué a las actualizaciones se les llama "parches"
Te contamos la historia de por qué las actualizaciones se llaman parches en informática, cuando hay que arreglar un bug en un programa.
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La historia de por qué las actualizaciones se llaman parches es bastante simple, la verdad.
De la misma manera que el ser humano es imperfecto, sus creaciones también lo son. Por eso, desde los inicios de la informática, existieron los bugs; errores y fallos que impedían que todo funcionase como debía.
Pero a diferencia de otras creaciones, esta podía ser arreglada; como respuesta a estos bugs, nacieron los parches, o actualizaciones. Básicamente, modificaciones, la mayoría de las veces de software pero a veces también de hardware.
Una época diferente
Hablo de la época en la que la distinción entre hardware y software no estaba tan clara como ahora; cuando los programas se escribían haciendo agujeros en tarjetas o en cintas de papel, que eran interpretados por mastodónticas máquinas.
En aquellos tiempos, un bug podía resultar catastrófico; imagina alimentar a esta máquina de innumerables tarjetas y papel, sólo para que el resultado final no sea el correcto. Horas, días de trabajo echados a perder, y sin una solución sencilla.
Así nacieron los parches: modificaciones del código que el fabricante original enviaba a los clientes para que ellos mismos cambiasen el código. En el paquete venía una tarjeta o una porción de cinta perforada, y una indicación de la parte que estaba equivocada.
Por qué las actualizaciones se llaman parches
Así que los usuarios tenían que cortar la parte con el error, y reemplazarla con la nueva; en algunos casos, incluso tenían que tapar los agujeros que estaban mal puestos con un parche, un trozo de cinta.
Ese es el origen del término parche; como la palabra indica que es un arreglo menor, el término siguió usándose para aquellas actualizaciones pequeñas que no suponen un gran cambio. Sólo tapan los agujeros, literalmente hablando.
Es una historia parecida a la del término “bug”, una palabra que ya se usaba para definir “error” y “fallo”; pero que fue usado en informática por primera vez cuando se encontró una polilla, un bicho en un relé de un ordenador de 1944.