La policía de varios países ya ha solicitado en numerosas ocasiones acceder a datos privados de teléfonos móviles y otros dispositivos de personas que estén involucradas en delitos o investigaciones policiales. Es algo de lo más común, aunque las compañías tienen un código ético que les suele prohibir ceder esos datos.
Uno de los casos más sonados y con mayor repercusión es el iPhone de asesino de San Bernardino, donde Apple se negó a ceder dichos datos y el FBI acabó pagando 900 000 dólares a una compañía privada para que lo hiciesen ellos. Y es que en torno a este tema hay una cuestión ética: ¿prevalece la privacidad de la persona, incluso tratándose de un presunto delincuente, o es más importante resolver el crimen?
Pero ahora salta a los titulares que Google ha permitido acceder a la policía de Raleigh, Carolina del Norte (Estados Unidos) a los datos de todos los teléfonos que estuvieran cerca de cuatro crímenes (que no estarían relacionados, según la propia policía). Es decir, que esta medida no afectaría solo a sospechosos de haber cometido el delito, sino a todo el mundo que estuviera en un radio concreto alrededor de esos crímenes.
Pero no sería la primera vez que esto ocurre: anteriormente ya lo había conseguido la Oficina Estatal de Investigación en el Condado de Orange en 2017. Y es probable que con anterioridad la policía de otros estados hubiera obtenido datos privados de usuarios que poco o nada tuvieran que ver en un crimen gracias a Google.
Datos de todos los presentes en un radio concreto, sean o no sospechosos
Como vemos en Gizmodo, la policía solicitó, concretamente, acceder al historial de búsqueda de Google Maps de aquellos teléfonos que estuvieran en un radio concreto a los cuatro crímenes junto con una relación de nombres completos, fecha de nacimiento y otros datos privados.
Las órdenes judiciales incluían la obligación de que Google no avisara a los usuarios
Los teléfonos móviles, en su mayoría, tienen un sistema compuesto por el Wi-Fi, el GPS y las redes móviles que permite conocer con exactitud la ubicación de un teléfono móvil (y por lo tanto una persona, aunque esto ya da para otro debate; en España, por ejemplo, que se haya cometido un delito desde una IP no es suficiente para condenar a la persona que esté supuestamente detrás, pues no se puede confirmar que sea ella), lo que permitiría realizar una lista con las personas que estaban allí presentes y por lo tanto una lista de sospechosos.
Y si el caso es como uno de los 4 de los que se ha solicitado información, en la que se sabe el punto exacto y la hora en el que el asesino estaba realizando llamadas, el caso se simplifica mucho más.