Puede que no lo supieses, pero Microsoft tenía una tienda de e-books. En efecto, podías comprar libros electrónicos y disfrutarlos en cualquier dispositivo con Windows; claro, que frente a competidores tan duros como Amazon, la verdad es que era una alternativa poco usada. Es por eso que Microsoft decidió cerrar la tienda, así como el servicio, que dejará de funcionar a principios del mes de julio (no hay fecha concreta aún).
Esta no es un gran pérdida. El servicio de Microsoft era uno de los menos populares y probablemente nadie lo echará de menos. Pero si eres uno de los pocos desafortunados que compró libros en esa plataforma, mala suerte; porque los vas a perder para siempre. En efecto, en un correo enviado por Microsoft a los usuarios afectados, y compartido en Twitter por el diseñador Rob Donoghue, se afirma que los libros dejarán de estar disponibles después del cierre de la plataforma. Si tenías pendiente un libro, será mejor que aproveches el fin de semana para terminarlo. O en otras palabras, como apunta Donoghue: “Los libros dejarán de funcionar”.
El problema de la protección anticopia en libros, música y vídeos
“Los libros dejarán de funcionar”. Vaya frase. ¿Cómo puede dejar de “funcionar” un libro, que no es algo mecánico ni nada de eso? Pues con los nuevos servicios online es posible. Puedes comprar un libro y que, de la noche a la mañana, desaparezca para siempre. Porque, en realidad, nunca tuviste el libro.
Esto es algo que ocurre con prácticamente todas las plataformas online: cuando crees que estás comprando un libro, una película o un videojuego, en realidad estás adquiriendo una “licencia” de uso; una que sólo te da derecho a seguir accediendo al contenido mientras los propietarios de los derechos y del servicio lo permitan. Tú realmente no “posees” nada, sólo un permiso que dice que puedes ver, leer o jugar el contenido en cuestión. Y como se te ocurra consumir el contenido de manera “no autorizada”, puedes perderlo completamente todo, por supuesto.
Las compañías pueden obligarnos a pasar por el aro gracias al DRM, o protección anticopia; sistemas que impiden no solo que hagamos una copia del contenido, sino que también impiden su funcionamiento si no se cumplen ciertas condiciones. En el caso de la librería online de Microsoft, el DRM de los libros se conecta con el servidor de la compañía para asegurarse de que tenemos la licencia para leerlo; algo que ya no podrá seguir haciendo con el servidor cerrado, así que los libros ya no podrán ser leídos. Otros servicios como Amazon usan sistemas parecidos.
Los avisos, tarde y mal
Los usuarios no tienen ningún tipo de protección ante estas prácticas. Como mucho, el aviso previo de algunas compañías, aunque algunas ni siquiera permiten eso. Como cuando la propia Microsoft tuvo que subir el precio de cada capítulo de Minecraft: Story Mode hasta los 100 dólares; un intento de evitar que la gente lo comprase, y al mismo tiempo permitir que los que ya se lo habían comprado lo descargasen en sus consolas antes de que desapareciese del servicio.
Siguen existiendo servicios que venden contenido sin DRM, como libros o videojuegos, pero cada vez son menos. Y la cosa no va a mejorar en la era del streaming, en el que ni siquiera nos podemos descargar el contenido: una vez que algo desaparece del servicio, desaparece para siempre. Ríete tú de Fahrenheit 451.
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