La Web cumplió 30 años este 2019, posiblemente en uno de los momentos más críticos de su historia. Lo que la mayoría conocemos simplemente como "Internet", y lo que representa, está bajo ataque constante, y puede caer más pronto que tarde.
Esa es la advertencia que su creador, Tim Berners-Lee lleva haciendo ya desde hace un par de años; el considerado como "padre de la Web" ha mostrado su preocupación por el presente, y el futuro, de su invento.
La Web está siendo atacada por varios frentes, desde empresas que la aprovechan para conseguir ingresos a costa de la privacidad de los usuarios, a gobiernos que la bloquean cuando les conviene. Podríamos incluso alegar que los propios usuarios no están haciendo lo suficiente para protegerla.
El padre de la Web presenta sus principios
Berners-Lee ha dicho basta, presentando lo que considera un plan para salvar la Web antes de que se convierta en una "distopía digital", en la que los mayores miedos de los internautas se hagan realidad.
Su idea es crear un Contrato para la Web, con una serie de principios dirigidos a los principales responsables de esta situación: los gobiernos, las empresas, y los internautas. Este texto es el resultado del trabajo de 80 organizaciones durante el pasado año, incluyendo la Web Foundation del propio Berners-Lee.
El contrato está dividido en tres partes; la primera está dirigida a todos los gobiernos, e incluye tres principios:
- Asegurarse de que todo el mundo pueda conectarse a Internet.
- Hacer que la totalidad de Internet esté disponible en todo momento.
- Respetar y proteger los derechos básicos de las personas sobre sus datos y su privacidad en la red.
Las empresas son el objetivo de los tres siguientes principios:
- Hacer que Internet sea asequible y accesible para todo el mundo.
- Respetar y proteger la privacidad y los datos personales, con el fin de generar confianza en la red.
- Desarrollar tecnologías que promuevan lo mejor de la humanidad y contribuyan a mitigar lo peor.
Los usuarios, o la ciudadanía como los define Berners-Lee, también tienen obligaciones:
- Crear y colaborar en la Web.
- Construir comunidades sólidas que respeten el discurso civil y la dignidad humana.
- Luchar por la Web
Estos principios no son muy concretos en lo que hay que hacer para salvar a la Web; dando sólo una idea generalizada de los pasos necesarios. En algunos casos, se podría alegar que ya se han dado estos pasos, mientras que en otros depende de la interpretación de cada uno.
Los apoyos que ya ha recibido el texto reflejan muy bien esto; este contrato ya ha recibido el apoyo de organizaciones como la Electronic Frontier Foundation de EEUU, pero sorprendentemente, también el de algunas de las empresas a las que va dirigido, como Google, Microsoft o Facebook.
Sin embargo, otras como Amazon o Twitter no se han pronunciado al respecto, como tampoco lo han hecho los gobiernos. Sin embargo, de poco sirve pronunciarse a favor de los principios si no se cumplen, y ese será el verdadero desafío; al fin y al cabo, la estos gigantes de Internet ya prometieron que cumplirán propósitos semejantes, mientras al mismo tiempo obtenían nuestros datos para sacar provecho de ellos.
Los gobiernos también pueden interpretar el texto a su manera, especialmente después de que la polémica directiva de copyright europea fomentase la implementación de filtros en Internet.