Facebook no es sólo un lugar en el que reírnos de vídeos de gatitos o contactar con familiares y amistades que ya no vemos; también puede ser un lugar muy oscuro, en el que se comparte material obsceno, propaganda terrorista y fraudes.
Si nos creyésemos las palabras de Mark Zuckerberg a pies juntillas, podríamos pensar que los increíbles algoritmos de Facebook se encargan de detectar y eliminar ese tipo de contenido; pero la verdad es que detrás de la moderación del sitio hay personas reales, que tienen que ver lo que publicamos y decidir si merece seguir accesible.
Sorprendentemente, Facebook no tiene empleados dedicados exclusivamente a la moderación de contenido; pero eso no significa que no los haya. En realidad, la compañía subcontrata estos trabajos en diferentes partes del mundo; esto le permite mantener un cierto control sobre su propia plataforma, al mismo tiempo que presume de algoritmos y nuevas tecnologías para detectar contenido inapropiado.
Las condiciones sufridas por moderadores de Facebook
Por lo tanto, estos empleados son los "olvidados" de Facebook; cumplen una función imprescindible para el servicio, pero oficialmente no pertenecen a la compañía, así que sus condiciones de trabajo pasan desapercibidas.
Ahora Vice ha publicado el testimonio de ex-empleados que pasaron por estos equipos de moderación; y han revelado los extremos a los que Facebook llegaba para controlarles.
Pese a trabajar para una subcontrata, es la propia Facebook la que ejerce un alto grado de control sobre estos empleados. La política cambió aproximadamente en 2016, cuando Facebook se vio obligada a aumentar el número de moderadores después de varios escándalos relacionados con el contenido compartido en la red social.
Una sola oficina "explotó", pasando de 120 a 800 empleados en dos años; y eso tuvo un impacto tanto en las condiciones de trabajo como en el entrenamiento que recibían los nuevos moderadores.
En 2018, cuando la cantidad de moderadores llegó a las decenas de miles, Facebook implementó un nuevo sistema de gestión del tiempo, que monitoriza todos los minutos de la jornada laboral.
Desde que el empleado "ficha" hasta que se marcha, el sistema registra todo lo que hace; eso incluye momentos en los que el empleado no está necesariamente trabajando, como por ejemplo, en la pausa del almuerzo.
De hecho, Facebook registra incluso momentos privados, como el tiempo que cada empleado pasa en el aseo, según una fuente anónima de Vice. Los empleados están obligados a fichar incluso en esos momentos.
En respuesta a algunas críticas internas, estas oficinas cuentan con secciones de asesoramiento y salas de yoga; pero incluso esas actividades son registradas.
El control de Facebook sobre los moderadores llega a cada movimiento que hacen y cada decisión que toman.
Cuando tienen que decidir si el contenido que están analizando se queda en la red social o se borra, están obligados a seguir lo que llaman la "biblia"; cualquier mínima desviación es registrada y sirve para calcular una "puntuación de calidad", que pesa sobre la cabeza del empleado.
Cada empleado sólo puede cometer entre cuatro y cinco errores cada mes; y eso supone una puntuación del 98%. Eso supone que un día malo a principios de mes puede provocar que el empleado se pase cuatro semanas pendiente de la puntuación, trabajando de manera robótica con la tensión que supone.
Esas condiciones no ayudan en uno de los trabajos menos agradecidos de la compañía: tener que ver contenido que es denunciado en la red social, incluyendo material "horrendo" e ilegal. Algunos ex-empleados se han unido para demandar a la compañía por causar "trauma psicológico", tanto por lo que han visto como las condiciones de trabajo.