Una buena app contra el coronavirus tiene el potencial de rastrear la enfermedad para comprender mejor cómo evoluciona y cómo se expande entre la población; si se usan bien esos datos, puede ser una gran herramienta para evitar una segunda oleada.
En cambio, Rusia nos ha demostrado qué es lo que ocurre si esta tecnología se usa mal. La app, cuyo nombre se puede traducir como 'Monitorización Social', no solo no ha evitado la propagación del coronavirus, sino que ha empeorado las vidas de los ya contagiados. Sólo podemos desear que la próxima app del Gobierno de España no coja inspiración de esta.
Cuando el pasado febrero se dieron los primeros casos de COVID-19 en Moscú, el gobierno local fue rápido en presumir de usar la tecnología para luchar contra el virus; aunque sus críticos afirman que fue sólo una excusa para poder implantar cámaras con reconocimiento facial en lugares públicos.
La pésima app contra el coronavirus de Moscú
Como parte de esta 'apuesta' por la tecnología, las autoridades de Moscú presentaron la app de Monitorización Social a principios de abril; una app de instalación obligatoria para todas las personas diagnosticadas con COVID-19, e incluso algunas que puedan ser sospechosas de tenerlo.
En total, unas 70.000 personas han sido regsitradas en la app, diseñada para ayudar a mantener la cuarentena necesaria para evitar el contagio masivo. En concreto, la app usa los sistemas de geolocalización del móvil para saber en todo momento dónde está el paciente; además, para asegurarse de que no sale a la calle sin el móvil, cada cierto tiempo la app pide al usuario que se haga una selfie dentro de casa.
Esta es por lo tanto una app muy parecida a la implementada en otros países, como Polonia, y en ese sentido no tiene mucho de especial; lo realmente llamativo de esta app rusa es lo mal que funciona, como recogen en Associated Press.
Multas aleatorias
Para empezar, de los 70.000 usuarios que tiene la app, muchos no sabían que habían sido registrados, simplemente porque nadie les explicó lo que tenían que hacer. El gobierno moscovita implementó la obligación de usar la app, y los pacientes tienen que firmar un documento, pero ya está; el médico no les avisa de que tienen que usar la app.
Por lo tanto, mucha gente supo de la existencia de la app cuando empezaron a llegar las multas; y vaya multas. El sistema de selfies obligatorio implica recibir una multa de 50 € por cada vez que el usuario no suba una foto suya; multiplica eso por cada vez que la app ha solicitado una selfie, y hay casos de usuarios que han acumulado cientos de euros en multas sin hacer nada.
Las autoridades han presumido de haber impuesto 54.000 multas, por una cuantía total de más de dos millones y medio de euros; recordemos que apenas hay 70.000 usuarios registrados. Pese a estas cifras, el gobierno se ha defendido afirmando que las multas estaban justificadas, porque sólo las reciben quienes han violado la cuarentena de manera 'repetida'.
El problema es que, incluso aunque instales la app y la uses como debes, puedes recibir multas. Es el caso de una enfermera entrevistada por Associated Press, que acumuló 11 multas con una cuantía de 550 € porque la app se cerraba sola cuando intentaba tomar una foto.
Con la fiebre y el malestar del coronavirus, intentó solucionarlo sin mucho éxito, y contactar con el servicio técnico sólo sirvió para estar varias horas al teléfono cada día. También se han dado casos de notificaciones que no aparecen, pero aún así cuentan para las multas.
Ese no es el único bug que tiene la app, y es evidente que fue lanzada con prisas y sin revisar el código. Pero incluso aunque la app funcionase perfectamente, sería igual de mala.
Y es que el sistema de selfies es ineficiente y molesto para los usuarios; no faltan testimonios de usuarios a los que les saltó la notificación mientras se estaban duchando o mientras estaban durmiendo, por ejemplo. Al pedir las selfies de manera aleatoria, los creadores de la app no tuvieron en cuenta a los usuarios.