Los algoritmos de inteligencia artificial parecen casi magia, y no es para menos; entre otras cosas, han servido para favorecer al deporte con la esperanza de reabrir los estadios de fútbol cerrados en países como España. Pero hay otras ocasiones en las que sus supuestas ventajas pueden provocar situaciones cuanto menos hilarantes (o desafortunadas, según se mire).
Esto mismo ha ocurrido en el partido del Caledonian Thistle FC contra el AYR United, un partido que estrenaría una novedad bastante peculiar: el encuentro se retransmitiría con un sistema de inteligencia artificial con capacidad para rastrear el balón. Esta fue una iniciativa del Caledonian, equipo escocés de fútbol que en esa ocasión jugaba en casa.
La idea era no tener operarios humanos para evitar problemas con la Covid-19. Pero el bienintencionado experimento fue un fracaso, ya que la IA se equivocó en varias ocasiones rastreando el balón, confundiéndolo con la calva del árbitro.
Un calvo, un balón y una IA
Hay que entender que estos algoritmos, pese a estar en una situación muy avanzada tecnológicamente, no son infalibles. Este caso es solo una aplicación más que tiene este tipo de software y que, por ende, puede generar fallos. El sistema llamado Pixellot del Caledonian debía seguir en todo momento el balón, algo lógico si tenemos en cuenta que se trata de un sistema de cámaras bastante avanzado.
En el metraje podemos ver cómo el sistema confundió la pelota en varias ocasiones con el cráneo del árbitro, que por azares de la vida daba la casualidad de que era calvo. Esto provocó que las cámaras se centrarán bastante en el sujeto.
Furia de los fans
De base esto podría dar para unas risas, pero los seguidores no opinaban igual. Lejos de la situación cómica, el resultado fue que los planos no fueron los correctos, llegando incluso a omitir algún que otro gol. No se permitió la asistencia al campo de juego, lo que obligó a estos seguidores a seguir el partido vía streaming.
¿La solución? Actualizar el sistema entrenando todavía más el algoritmo para que sepa diferenciar cráneos calvos de balones de fútbol, o quizás, obligar a los presentes que tengan esta condición a incorporar gorra a su vestimenta.
Y es un error bastante lógico, ya que si bien el reconocimiento de objetos es algo cada vez más común, puede dar a errores tan simples como estos. El problema fue que el momento quiso que dichos errores degenerasen en una situación bastante cómica para algunos y bastante fastidiosa para otros.