Seguro que recuerdan aquellos trucos como usar comillas o guiones para acertar más con la búsqueda de Google, artículos llenos de trucos muy populares en internet no hace mucho. El gigante de internet ha pasado de anunciar a bombo y platillo que su buscador podía compensar faltas de ortografía para ayudar en las búsquedas, a presentar uno nuevo impulsado por Gemini en menos de una década. Es la revolución de la IA, que este año impregnará el mundo de asistentes virtuales capaces de solucionar mil y una tareas, pero que también está ayudando en la lucha contra el cambio climático y la cura de enfermedades.
Google ha pasado de corregir dos letras bailadas en una palabra a poder resumir miles de correos en segundos o explicar el contenido de un pdf para ahorrar tiempo a los profesionales. No es el único es esta revolución, la misma semana OpenAI presentaba ChatGPT4o, no sin polémica por el parecido de la voz de este asistente con Scarlett Johansson.
Poder analizar y resumir vídeos de varias horas rápidamente, ayudar a tu hijo a hacer los deberes con explicaciones detalladas y no solo la respuesta, traducir en tiempo real conversaciones de varios idiomas. Esta tecnología ofrece a día de hoy un sin fin de tareas de asistencia y para muchas personas o no se han enterado o no saben ni por donde empezar a usarla.
Esa sensación frenética que han protagonizado los últimos avances en IA, la comparten también quienes están dentro de este nuevo mundo. "Es real", explica Conchita Díaz, responsable de Formación de IA en Google EMEA en una entrevista a EL ESPAÑOL-Omicrono durante la celebración del Google Cloud en Madrid esta semana. “Nosotros (Google) lanzamos Gemini en diciembre, dos meses después sacamos una versión mejorada, la semana pasada otra versión, es decir, el avance de la tecnología está siendo exponencial”. Pero se muestra convencida que "para el usuario va a ser algo natural porque ya están interactuando con ella: cuando entras en Netflix y te recomienda otros contenidos según tus gustos, eso ya es IA generativa o cuando, terminemos esta entrevista, me voy a pedir un Uber y usan IA generativa, es algo que a día de hoy ya lo tenemos integrado.”
"Más horas de sueño"
No quedará otro remedio que acostumbrarse, pues el cambio parece imparable. Según un estudio presentado por Google durante este evento, si la adopción de la IA se retrasara cinco años, el potencial del PIB en España se reduciría del 8% al 2%, mientras que si se abraza con ganas estas nuevas herramientas impacto sería de 100.000-120.000 millones de euros en el PIB de España.
Esto impacta directamente en los empleos. A diferencia del miedo transmitido hasta el momento, el estudio asegura que en España un 58% de los puestos de trabajo convivirán con el uso de la IA generativa y solo un 6% de los trabajos podría desaparecer, aunque aseguran que los nuevos trabajos que surjan compensarían esas pérdidas.
La desaparición masiva de empleos es una de las mayores preocupaciones que alberga la sociedad contra la inteligencia artificial. Líderes como Sam Altman han reconocido esta posibilidad. En su opinión solo se salvarían los profesores, pues el ser humano prefiere tratar con otros tutores humanos.
Conchita Díaz recalca durante la entrevista que la empatía será lo único que las máquinas no van a poder hacer y eso ayudará a que los humanos sigan siendo necesarios en infinidad de empleos. "La inteligencia aumentada nos va a ayudar a resolver los problemas que como sociedad a día de hoy no somos capaces de resolver como el cambio climático, los desastres naturales, la detección temprana de enfermedades", e insiste, "Incluso para ganar horas de sueño, si tenemos un asistente que nos automatiza tareas que no requieren de nuestro intelecto o creatividad".
Ahorrando horas de trabajo
Para entender cómo puede la inteligencia artificial asistir a los profesionales sin quitarles el trabajo Díaz recuerda que no solo se trata de revisar el correo o hacerle una pregunta al buscador. Existen diferentes tipos de inteligencia artificial: la tradicional, por ser la primera que se desarrolló, entrenada para una sola tarea; la IA generativa, de la que más se habla ahora mismo y es entrenada con más cantidad de datos para que tenga una representación global. Esto les permite resolver un amplio surtido de tareas. De ahí se ha dado el salto a la multimodal, aquella capaz de procesar vídeo, imagen, texto y código.
"Muchísimos casos son IA tradicional", recalca Díaz y pone de ejemplo un algoritmo entrenado con imágenes y desarrollado para la marca Lays en el que la máquina reconoce qué patatas pueden entrar en la bolsa para consumirlas y cuáles deben ser desechadas. Otro ejemplo de esta IA tradicional es el de Global Omnium en la costa mediterránea. Con las imágenes que recogen los barcos de la costa del fondo marino, la IA realiza muestreos en busca de praderas de Posidonia y Cymodocea para facilitar a la Conselleria de Medioambiente de Valencia la protección de esta especie endémica del Mediterráneo.
Por otro lado, está la IA generativa, en la que se sustenta AlphaFold. Esta herramienta biomédica se lanzó en 2020, llegando dos años después su segunda generación y, siguiendo con este ritmo, este año se ha presentado AlphaFold 3. Esta nueva versión puede predecir, no solo proteínas, sino la estructura de proteínas con modificaciones químicas, esenciales para su funcionalidad, así como, las interacciones entre las proteínas y otras moléculas más pequeñas, y en último lugar ácidos nucleicos.
Toda esta complejidad biológica se traduce en un desarrollo de fármacos más rápido. "Significa esto que nuestro trabajo está amenazado por la inteligencia artificial, más bien al contrario", afirma Carlos Fernández Tornero, investigador científico del CSIC, durante el Google Cloud Summit. "Nos ha permitido terminar en pocos meses lo que hubiera supuesto el esfuerzo de varios años, y así poder dedicar más tiempo a estudiar otras cosas como la dinámica molecular, algo que la inteligencia artificial aún no parece defenderse".
Los científicos del CSIC en España han podido estudiar el parásito que transmite la enfermedad del sueño, un grave problema en África, más mortífero que el ébola y que podría extenderse a otras regiones por culpa del cambio climático.
También se usa AlphaFold para tratamientos del cáncer, "para mi es una de las innovaciones más importantes que estamos haciendo con la inteligencia artificial", cuenta Díaz. Como ella misma indica, aquí el acceso a los datos es crucial, el combustible para impulsar el cohete de la IA, "yo espero que cuando se regule, sea gente experta en la materia para que no se regule solo con un sí o un no, sino viendo casos específicos para poder usar información crítica que permita el avance contra el cáncer".
Formación en España
Para que haya gente experta regulando la IA, que las personas no pierdan sus empleos o que se eviten los malos usos, parte de la apuesta de Google es impulsar la formación. Así se han propuesto que haya 1,3 millones de personas en España capacitadas para usar la IA en su beneficio.
Para ello han presentado esta semana una serie de formaciones para todos los niveles: desde el usuario que quiere partir de cero, pasando por las start-ups que quieren integrarla en su rutina de trabajo, hasta los profesionales que quieren dedicarse a ello en adelante.
A nivel consumidor basta con entender cómo los puedes adaptar a tu vida o negocio para hacerte la vida más fácil. "Lo que sí le diría a todo el mundo es que se adentren un poquito, que en cuanto entren un poquito van a querer conocer un poco más", asegura esta experta. Google ha lanzado varios certificados: para conocer los fundamentos profesionales de la IA que contará con mil becas para personas desempleadas o, por ejemplo, para quienes quieran dominar el análisis de datos, unos de los niveles más avanzados.