Curiosidades anatómicas de nuestro cuerpo (III): El sistema digestivo.
Hoy, siguiendo con la serie de artículos sobre anatomía, os hablaré del sistema digestivo.
Seguro que muchas veces os preguntáis cuanto tiempo pasa desde que comemos algo hasta que se metaboliza y finalmente se excreta (la parte no utilizable claro). Bueno pues en el estómago, el tiempo que pasa la comida es de 3 a 5 horas y se alarga de 6 a 20 horas en el intestino grueso.
Por otra parte, la típica situación de alguien que se ahoga por comer rápido y decimos “se me ha ido por el otro lado”. Este otro lado es la tráquea, y si comemos a un ritmo normal sin exagerar en nuestra rapidez existe una especie de tapadera llamada epiglotis, que tapara la tráquea para que el alimento vaya directo al esófago y no se dirija al aparato respiratorio.
Es relativamente malo para nosotros comer boca abajo pero, ¿por qué es posible? Es posible gracias a que los alimentos son conducidos mediante los movimientos peristálticos del intestino (estimulados por el sistema nervioso autónomo, el cual funciona en “modo automático”, no lo controlamos conscientemente).
En referencia al volumen del estomago, tenemos la capacidad de almacenar entre medio litro y dos litros de alimento (por eso después de un par de pintas de cerveza es muy necesario ir al baño, no hay espacio).
Producimos cada día entre un litro y litro y medio de salida, necesaria para envolver los alimentos haciéndolos más suaves para su paso por el estómago y que no desgarren sus paredes.
Y, hablando de cifras, nuestro esófago mide 10 cm al nacer y pasa a medir 20-25 cm en un adulto. El intestino delgado se divide en duodeno (se suele hablar de el como una parte anatómica aparte), yeyuno (de 3 metros de longitud) e íleon (de 2 metros de longitud). Estas dos últimas porciones tienen un total de 25 asas intestinales, formando la parte móvil del intestino delgado. Por último el intestino grueso tiene solo un metro y medio de longitud pero, como su propio nombre indica, es más ancho y es donde vive nuestra microbiota o bacterias comensales.
Para terminar este articulo, como curiosidad deciros que el 35 – 50 % del intestino grueso o colon está formado por la flora intestinal o microbiota. Estas bacterias son muy sensibles a los antibióticos, por eso su abuso puede provocarnos diarreas entre otros síntomas. Además cabe destacar las funciones de estos inquilinos, entre las que tenemos la absorción del calcio, metabolismo de la fibra, protección contra bacterias dañinas externas, producción de vitamina K… entre otras.