De la tapa dura al eReader: Así han cambiado nuestra vida los libros electrónicos
Soy fanática de la lectura, disfruto devorando libros de todo tipo, gozo hasta de los que me resultan pesados de leer. No pierdo ocasión de leer hasta las botellas de champú.
Me viene a la mente cuando me paraba frente a la estantería y miraba los lomos de los libros doblando la cabeza hacia un lado o el otro, según la orientación del título, ¡es muy gracioso!.
Después iba sacando libros al tun tun para echar un vistazo a la portada y detenerme en su contraportada. ¿Qué me apetecía más leer? En una mano sopesaba un ejemplar de “No digas que fue un sueño” del maestro Terenci Moix y en la otra “Scaramouche” de Rafael Sabatini, los dos tenían un peso similar. Había escogido ya dos libros de entre muchos, me disponía pues a leer las contraportadas; el primero, una novela de amor sobre fondo histórico, con Cleopatra y Marco Antonio como protagonistas; el segundo, un clásico de aventuras y picaresca ambientado en la Revolución Francesa. Interesantes los dos, pero un impulso me hace decantarme por el último, dejando al otro con cierto resquemor.
Y ¡llega la pelea por guardar el libro sin desmontar la paraeta! Porque eso sí, la librería siempre ordenadita, que me da rabia que los libros no estén perfectamente alineados.
Y el cambio llegó
Hoy ésto ha cambiado gracias o por desgracia de los e-readers. Ahora leo en una pantalla la sinopsis de los libros y el que me convence lo compro desde el ordenador y lo descargo al lector. Es todo mucho más fácil, es mucho más rápido y es mucho más cómodo, aunque no tenga la misma gracia.
Hasta este año era reacia a los e-readers porque a mi me gusta leer libros y un e-reader no es un libro, es un dispositivo optimizado para leerlos. Pasé mucho tiempo valorando los beneficios de los lectores electrónicos y decidí darles una oportunidad.
Los Reyes Magos de Oriente me dejaron un paquetito que contenía un cuco BQ Cervantes 2. No es el mejor de los mejores, pero era el que yo había pedido, que hay crisis oye y cumplía las necesidades básicas.
Con el e-reader he descubierto la comodidad extrema, puedo ponerme en cualquier posición para leer sin pugnar por que se me cierre el libro o se me vaya la página. Sin tener que buscar por la mesa el marcador o cualquier cosa que me sirva de marcador.
También ha sido un respiro para la cartera, pues si hubiese tenido que comprar todo lo que he leído en estos meses en formato papel me hubiese arruinado, el precio del lector ya está más que amortizado.
Algo a lo que no daba tanta importancia al principio era a la posibilidad de tomar notas y subrayar, craso error. Porque sí es una característica muy importante a pesar que mi lectura sea de ocio y no de trabajo o estudio, más de una vez me he quedado con las ganas de apuntar una idea o subrayar parte del texto que estoy leyendo para después buscar referencias… En fin, será para el próximo.
No me arrepiento del cambio, leer en un e-reader es agradable. Pero hoy por hoy, tampoco pienso desechar el libro físico sin más, pienso seguir ampliando mi biblioteca, pero con más calma.
Con mis libros y con mis e-books
Así que ahora convivo a la perfección con la comodidad y portabilidad de mi e-reader, voy a matizar esto último: es de sobra conocida la cantidad de cosas que hay en dentro del bolso de una mujer (una amiga lleva siempre hasta el secador, alucinante), ahora imaginad lo que pueden sufrir las hojas de un libro si no está en la posición correcta dentro del bolso… ¡y que no se menee!. Así que como decía, el lector electrónico me aporta comodidad y portabilidad. Y con el libro disfruto de la belleza de su cuerpo, acariciándolo, mimándolo y oliéndolo… El libro me aporta muchas sensaciones.
Los libros siguen siendo regalos estupendos para cualquier persona, amén de socorridos, sólo hay que saber escoger el adecuado para cada quien. Mis familiares y amigos conmigo lo tienen muy fácil, ya ni preguntan, de regalo quiero un libro.
Y seguiré teniendo la particularidad de ir a mi tienda de DC Cómics favorita, a que mi vendedor favorito me aconseje sobre mis libros favoritos que todavía no he descubierto. Porque es muy agradable e intrigante que alguien que apenas te conoce sepa ver cuál va a ser tu mejor lectura y es muy placentero corresponderle comprándole el libro y ver su cara de satisfacción por el acierto y volver a por más. Y es que ésto no me ocurre en otras tiendas especializadas en libros, vaya.
El presente me gusta y el pasado también.