Pero ya ha pasado bastante de aquello y con los Lumia ya en el mercado y habiéndose probado intensivamente, podemos empezar a sacar algunas conclusiones de estos movimientos de Nokia, movimientos que en algunos casos nos dejan un poco dubitativos al carecer de sentido alguno.

Para empezar lanzan terminales con Windows Phone similares. Vemos como Lumia 800, Lumia 700 y Lumia 900 cuentan con un hardware muy similar entre ambos, diferenciándose un poco sólo el Lumia 900. El Lumia 800 fue presentado como la gran apuesta y el nuevo killer pero no fue así, continuos problemas envolvían las grandes virtudes de este terminal. Y precisamente para eso lanzaron el Lumia 900, una versión vitaminada, acorde a la competencia y que en este caso hablamos de un killer en toda regla. Sin embargo, vemos como el Lumia 800 se convirtió en un intento fallido, sólo eso, dejando tirado prácticamente a sus usuarios con sus fallos que, a pesar de constantes actualizaciones, siguen manteniéndose, aunque en menor medida.

Otro movimiento inexplicable de Nokia fue lo que vimos en el MWC. ¿Un terminal de 41 megapíxeles y con Symbian va a tener éxito? La verdad que creo que no, es algo un tanto ilógico porque ahora mismo todos los fabricantes lo que buscan principalmente es un sistema operativo competente ya que es lo que atrae a los usuarios por encima incluso del diseño exterior. Aplicaciones y buena experiencia de uso es lo principal, dejando aspectos como diseño o resistencia en un segundo plano. Y ya dejando a un lado el sistema operativo escogido, otra cosa inexplicable es que monten un sensor de 41 megapíxeles. No se va a vender apenas, lo anticipo ya, porque muchos van sabiendo que la calidad de una cámara no tiene nada que ver con los megapíxeles y si nos paramos a ver, muy pocas redes sociales, ordenadores y servicios en general trabajan con imágenes de semejante tamaño. Es un auténtico sin sentido, hecho solo para ferias, no para los mercados.

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La única explicación de este Nokia de 41 megapíxeles es sorprender a la gente en las ferias porque rara vez lo veremos en las calles. Una cámara de 16 megapíxeles es una resolución superior a la media actual pero que no es algo desorbitado pero este smartphone de 41 es algo de una época que aún no ha llegado. Han mezclado un sistema del pasado con una cámara del futuro y en un diseño para nada atractivo condicionado por el tamaño de la lente. Un auténtico desastre.

Y otro auténtico sin sentido es que lancen un terminal como el Nokia N9, con diseño, especificaciones y rendimiento simplemente espectacular para después abandonar el desarrollo del sistema y dejar de producir unidades de este en un número bastante escaso. Son una sucesión de inexplicaciones y de derroches de tiempo, desarrollo e investigación que hacen que nos paremos a pensar a donde quiere llegar Nokia.

Sin embargo, dentro de tanto desastre, hay una decisión adecuada y es la elección de Windows Phone. Quizás penséis que estoy loco pero paremonos a pensar, Nokia siempre ha marcado la diferencia y hoy en día el único sistema operativo a la altura de los grandes y que se salga de los moldes que han establecido estos dos es Windows Phone. Además, este sistema le proporciona una exclusividad que no tendría si hubiera optado por Android ya que tendría que combatir con empresas como Samsung o HTC que están mucho más arraigada en ese sector. Windows Phone es un sistema que, aunque está pasando un poco desapercibido, creo que es el auténtico rival que va a tener Android, el actual dominante en el mundo de la telefonía móvil.

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Por ello creo que Nokia debe de conocerse a sí mismo, volver a sus orígenes y aplicarlos a la actualidad. Nokia siempre ha sido innovador, ha tenido su buque insignia que ha sido mimado muchísimo y que ha sido revisado 100 veces antes de su puesta en el mercado, porque es el terminal estrella, ese que demuestra todo el poderío de una marca. Pero Nokia nunca ha tenido los problemas que tiene hoy en día. Se encuentra en un momento en el que se ve perdida en un mar de tiburones en el que o consigue reaccionar o muere. Debe de volver esa genialidad, ese perfeccionismo, ese toque especial que le daban los filandeses a cada producto que fabricaban que hacía que en muchas ocasiones un Nokia con Symbian S40 era más respetado que el último Sony Ericsson del mercado porque simplemente el ser un Nokia ya era una distinción, era algo más.

El Lumia 900 parece ser el único ejemplo de los últimos años que cumple esta filosofía. Un terminal inspirado en el N9 en cuanto al diseño y con un sistema a la altura de los más grandes. Pero como he dicho, llega tarde, porque viene para tapar el hueco que dejó el Lumia 800 y sus grandes expectativas. Pero es que no solo viene lastrado de cara al público, sino también de cara a las operadoras ya que gracias a este marrón que ha dejado la primera hornada de Lumias, ahora ni si quiera las operadoras les hace mucho chiste ofrecer Nokias con Windows Phone porque claramente, no son un negocio para ellos.

Así que señor Stephen Elop, replantéese la estrategia que está siguiendo la compañía o al menos trate de explicar esta sucesión de problemas que agrandan aún más el agujero en el que Nokia se ha metido por no querer adaptarse a los nuevos tiempos y seguir insistiendo en seguir su propio camino, a pesar de estar equivocados. Ejemplo claro de esto es que lanzan el 808 Pureview con 41 megapíxeles creyendo que nos van a sorprender cuando hoy en día sorprende más los núcleos, las pantallas y las aplicaciones que los megapíxeles.

No reconozco a Nokia, pero espero poder reconocerla pronto, como la empresa firme y lider en telefonía móvil que siempre ha sido.