El mal de las habas: el favismo
Las habas, esas legumbres de color verde que comúnmente suelen tomarse salteadas con trocitos de jamón, se encuentran desde hace unas semanas en su mejor época del año. Aunque no suele ser un alimento enormemente consumido, seguramente no serán pocos los que ya las hayan tomado.
Sin embargo, lo que nos interesa de ellas en este artículo no son sus bondades gastronómicas, sino el hecho de que podemos encontrar compuestos como la vicina o convicina que al ser digeridos generan especies reactivas de oxigeno y radicales libres. Esto no supone inconveniente alguno para la mayoría de personas (porque tenemos métodos como el glutation, uno de los principales antioxidantes de nuestro organismo, para paliar los efectos oxidantes de estas especies), pero sí que puede ser un problema para aquellas personas que sufren favismo.
El favismo se caracteriza por ser la deficiencia enzimática más común, existiendo en el mundo más de 400 millones de individuos portadores. Suele afectar en mayor medida a los hombres. El enzima que falta es la G6PDH (glucosa 6 fosfato deshidrogenasa) y debido a ello el organismo no puede obtener poder reductor y el glutation no puede regenerarse. Dicho de forma sencilla, al sufrir favismo el cuerpo pierde buena parte de la acción del glutation y si se comen habas no puede hacer frente a los radicales libres y especies reactivas que se producen. Esto puede implicar que los glóbulos rojos se lisen (anemia hemolítica) y el bazo deba eliminarlos aceleradamente pudiendo causar síntomas como orina oscura, ictericia (coloración amarillenta de piel, ojos y mucosas), malestar, fiebre y vómitos.