¿Bacterias que viven con arsénico? Pues no, al final no
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Hace un tiempo, sobre 2010 para ser exactos, un experimento publicado en la revista Science y anunciado por la NASA revolucionó los conocimientos que teníamos sobre la vida y el ADN tal y como lo conocemos al publicar un estudio polémico, en el cual se afirmaba que existían un tipo de bacterias (las bacterias extremofilas) que eran capaces de vivir en ambientes muy saturados de arsénico (venenoso para los humanos) y que, incluso, eran capaces de incorporarlo a su propio ADN, usándolo en lugar del fosforo. Estas bacterias se conocían (y se conocen) como GFAJ-1, y se encontraron en un lago de California, según contaba el estudio “Astrobiologists: Deadly arsenic breathes life into organisms” (los científicos nunca han destacado por usar títulos resumidos en sus publicaciones, ya veis).
Por si no conocíais este estudio, recordaremos unos cuantos conceptos: El arsénico, como todos sabréis, es un componente normalmente venenoso para los seres vivos. Químicamente es similar al fosforo, y ahí reside su potencial venenoso, pues puede ocupar el lugar del fósforo en las cadenas de ADN. Según el descubrimiento publicado hace 2 años, las bacterias extremofilas de California serían capaces de hacer esto, incorporar el arsénico a su ADN, pero sin que les resultara venenoso, consiguiendo que su uso sea totalmente natural. Según el estudio, este proceso funcionaria porque en el ambiente donde habitan estas bacterias habría muy poco fósforo y mucho arsénico, y se verían obligadas a usarlo, llegando a acostumbrarse.
Pues bien, hoy se ha desmentido este estudio, así que el arsénico sigue sin poder usarse en el ADN. Y no lo han desmentido solo una vez, sino dos, pues han sido publicados dos estudios que refutan la hipótesis del estudio de 2010.
Así pues, este fin de semana han sido publicados en Science (la misma revista que publico el primer estudio de 2010) los estudios “Absence of Detectable Arsenate in DNA from Arsenate-Grown GFAJ-1 Cells” y “GFAJ-1 Is an Arsenate-Resistant, Phosphate-Dependent Organism” (¿Qué os había dicho sobre los títulos extralargos?, pues seguimos igual).
Resumidamente, ambos trabajos dicen que en el ADN de las bacterias extremofilas no se encuentra el arsénico, aunque si son capaces de vivir en ambientes con elevadas concentraciones de este veneno, pero no lo incorporan a su ADN.
Esto no es nuevo, existen muchos estudios como este donde tal grupo de investigadores hace un estudio, expone sus datos y resultados, y sin más. Normalmente tienen que esperar a que otros grupos de investigadores reproduzcan el mismo experimento y consigan el mismo resultado para afirmar ciertamente que los primeros tenían razón. Los científicos no suelen confiar en una afirmación cuando solo existe un único trabajo que la dice, suelen fiarse más cuando hay varios trabajos que dicen lo mismo (hay que ser desconfiados en este campo, no es muy agradable que te engañen).
Luego están, como nos recuerdan en Microsiervos, otros “expertos” que afirman y afirman sin pruebas… ¿he oído homeopatía, pseudociencia? ¡PREMIO!
Vía: Microsiervos.