Una manzana al día reduce el endurecimiento de las arterias
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No sé si habréis escuchado eso de “una manzana al día, te mantiene alejado del médico de por vida”. Es, más o menos, la traducción de un refrán popular en inglés: “An apple a day, keeps the doctor away”. Sin embargo, con los resultados de una reciente investigación que sugieren que comer una manzana al día disminuye los niveles de una sustancia relacionada con el endurecimiento de las arterías, bien podríamos cambiar este dicho por el de “comer una manzana al día, te mantiene alejado del cardiólogo de por vida”
El estudio, publicado en el Journal of Functional Foods aunque, eso sí, financiado por una empresa de manzanas, ha investigado el efecto de consumir una manzana al día durante 4 semanas en hombres sanos de mediana edad y ha encontrado que el consumo diario de esta fruta disminuye un 40% los niveles de LDL oxidado.
Si recordáis, el LDL es el comúnmente llamado colesterol “malo”, pero todavía es “más malo” si el LDL llega a oxidarse puesto que se vuelve bastante predispuesto a crear inflamación, daño a las arterías y contribuir finalmente a la aparición de placa de ateroma o endurecimiento de las arterias que nos predisponen a sufrir un evento cardiovascular.
También ha observado que al consumir suplementos con polifenoles, unos tipos de antioxidantes que contienen de forma natural las manzanas, también ofrece efectos en la prevención de la oxidación de las LDL, aunque no tan marcadamente como con el consumo de manzanas.
Es por ello que DiSilvestro, autor principal del estudio y profesor de Nutrición Humana y Dietética en la universidad de Ohio, EEUU considera el consumo diario de manzanas como la forma más eficaz de reducir las partículas de LDL oxidado y eso que ha estudiado otros reconocidos antioxidantes como el de la cúrcuma, el del té verde o el del extracto de tomate.
Creemos que los polifenoles representan una gran parte del efecto antioxidante de las manzanas. Sin embargo, aunque el extracto de polifenoles registró un efecto significativo, no fue tan marcado como el de comer manzanas. Esto bien podría ser debido a que hay otras sustancias en la manzana que contribueyen a obtener un mayor efecto, o a que estos compuestos bioactivos (los polifenoles) se absorben mejor cuando se consumen en los alimentos.
Este profesor de Nutrición se interesó en los efectos sobre la salud derivado del consumo regular de manzanas después de leer un estudio turco que halló que el consumo habitual de esta fruta aumentaba la cantidad en el cuerpo de una enzima antioxidante específica. Al final, DiSilvestro y su equipo no han encontrado el mismo efecto sobre esta enzima, pero se han sorprendido por la gran influencia que ha tenido el consumo de manzanas sobre el LDL oxidado.
El estudio también halló otras ventajas como ciertos efectos sobre los antioxidantes en la saliva. Hecho que podría tener implicaciones en la salud dental, aunque futuras investigaciones deberán ampliar y verificar dichos resultados.
Vía| OhioStateUniversity
Imagen| ThingsWeHeart