El NFC es una tecnología extraña. Por un lado no dejo de escuchar comentarios sobre lo que tardará en implementarse, y por otro son constantes mis encuentros con tarjetas y dispositivos que hacen uso de ella. Vamos a hablar un poco sobre el NFC, y ya no sólo sobre su presente y futuro, sino también sobre su pasado, ya que pese a lo que podamos creer lleva más de lo que creemos entre nosotros.

¿Qué es NFC?

NFC son las siglas de Near Field Communication, es decir, comunicación de corta distancia o corto alcance. Es una tecnología inalámbrica que permite la transferencia de datos entre dispositivos. Esta se hace en alta frecuencia, concretamente en 13.56 MHz.

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Para hacernos a la idea y entender más rápido de qué hablamos, podemos comparar NFC con Bluetooth. Ambos sirven para transferir información entre dos dispositivos, pero encontramos dos diferencias principales que son lo que le dan sentido a la existencia del NFC. En esta tecnología la distancia de transferencia es mucho menor y la cantidad de datos que se pueden transferir (o al menos para la que está pensada) es también menor. Esto que podrían parecer pegas no lo son, simplemente lo hace diferente.

El tema de la distancia le aporta seguridad, y gracias a ello el NFC es una tecnología ideal para tarjetas: abonos de transporte público, tarjetas de crédito, identificación personal, etc.

El NFC y los Smartphones

Cuando hablamos de la baja implantación del NFC en la actualidad no nos estamos refiriendo en realidad al NFC en sí, sino a la que tienen en los smartphones. Desde hace uno o dos años, algunos fabricantes han empezado a apostar por incluir esta tecnología en sus móviles, y Google lo ha intentado potenciar para sistemas de pago con Google Wallet. No ha cuajado demasiado, pero esto no significa que vaya a ser un fracaso, ni mucho menos.

El NFC se usa para muchas cosas fuera del ámbito de los smartphones. Siempre pongo el mismo ejemplo porque es el que más cerca he vivido y ya han pasado algunos años desde entonces, pero no es el único. En Londres se usa una tarjeta de transporte público llamada Oyster Card que hace uso de tecnología NFC, y simplemente acercándola al lector de los tornos podemos acceder. Lo mismo hay que hacer con las máquinas de recarga, en ningún caso es necesario introducirlas.

El caso del Smartphone es el último paso que la tecnología NFC está dando, y es un proceso que aunque nos estemos empeñando en llamar lento y complicado, está cada día más cerca.

¿Para cuándo la popularización del NFC?

Pues para ya. La cuestión es sencilla, poco a poco más y más servicios se están pasando a este tipo de tarjetas, y dos son las claves: Bancos y transporte público. Y en realidad los primeros serán los que marquen la diferencia, una vez emitan sus tarjetas de crédito con NFC, será algo totalmente extendido, y la buena noticia es que este proceso ya ha empezado. Muchos usuarios ya están recibiendo sus tarjetas de crédito con NFC, así que el próximo paso es distribuir los lectores a comercios.

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A partir de ahí, cualquier empresa podrá sacar su aplicación para móviles compatibles con NFC y ya no tendremos ni que llevar una tarjeta para cada cosa, el smartphone sería nuestra tarjeta para todo. Un ejemplo podría ser el que decíamos del transporte público, donde mediante la aplicación podríamos asociar la tarjeta de crédito y cargar o comprar billetes sin tener que pasar por las taquillas.

Por ahora la mayor pega es la seguridad, pero es una tecnología que se consolidará dentro de poco tiempo, y que en este aspecto juega con la corta distancia de alcance como factor muy a favor. A pesar de ello el NFC ya convive con nosotros, y poco a poco será algo mucho más común y normal.