Hoy el Canon Digital cumple 25 años: Así funciona un impuesto sin sentido
Tal día como hoy, 11 de noviembre, se cumplen 25 años desde que se aprobó en España la aplicación del canon en materia de propiedad intelectual, así como el derecho a realizar copias privadas. Dos cuestiones interesantes que no han hecho más que bailar la una frente a la otra desde aquel analógico 1987 hasta nuestros días, y lo que les queda…
Uno de los momentos más tensos de esta historia llegó el 18 de diciembre de 2007, cuando se empezó a aplicar el llamado canon digital a las grabadoras de CD y DVD, reproductores MP3, teléfonos móviles y cualquier dispositivo capaz de reproducir música en formato digital. Muchos nos indignamos al observar este sorprendente incremento en los precios de muchos de nuestros gadgets habituales, pues estábamos siendo obligados a pagar una tasa de dudosa aplicación a un caso bastante particular.
No había modo alguno de averiguar si con la grabadora de CD que me acababa de comprar, atentaría contra la ley que me prohíbe realizar copias indiscriminadas de material audiovisual con derechos de autor, o simplemente la utilizaría para grabar mi propia maqueta, los apuntes de una asignatura que yo mismo había escrito o cualquier otro contenido libre de tales derechos.
Con semejante panorama, fueron muchas las tiendas que empezaron a anunciar la venta y distribución de estos soportes y reproductores excluyendo el canon. De hecho, estoy seguro de que muchos de los que estáis leyendo esto, os estáis acordando de aquel día que os disteis cuenta de que no os sentíais obligados a sufrir los efectos de un modelo de distribución audiovisual tan incompetente como el que teníamos hasta entonces en España.
Pues bien, temo escribir que la solución a todo este asunto parece hoy más lejos que nunca. Lejos de buscar un sistema justo con los consumidores y los artistas al mismo tiempo, el gobierno se dispone, sencillamente, a sustituirlo mediante el reparto de cuantiosas y generosas subvenciones públicas entre los autores, mediante la SGAE, que se incluirán en una partida específica de los Presupuestos Generales del Estado. De esta manera, los españoles ni siquiera tendremos que preocuparnos de si debemos o no pagar el canon, porque a partir de ahora, tanto si tienes un android o un iPhone, como si no lo tienes, vas a pagarle el pan a la SGAE con tus propios impuestos.
Como optimista confeso, estoy convencido de que tras tanto ensayo y error, algún día llegaremos a un acuerdo legal mediante el cual se estimulen las capacidades de los artistas incentivando el consumo justo por parte de los consumidores. ¿Cómo crees que deberían gestionarse los derechos de autor? ¿Se te ocurre un modelo diferente para tratar contra esta injusticia? Te invitamos a compartir tus ideas.