Los problemas de los coches autónomos de Google
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Es cierto que uno de los coches ya tuvo un pequeño accidente, pero también es cierto que en ese momento lo conducía un ser humano. Asimismo los afortunados que han vivido la experiencia de ir en uno de ellos comentan que el ordenador es mejor conductor que el ser humano.
Ciertamente, la capacidad de analizar y procesar la situación de un ordenador es enorme. Pero, ¿qué ocurrirá el día en que uno de estos coches mate a alguien? Aunque sea culpa del otro vehículo y cada día haya cientos de víctimas de los coches tradicionales dará igual, al ser una tecnología nueva recibirá una tormenta de miedo y opiniones no informadas. Pensarlo, aunque las estadísticas sean mejores no será suficiente, el listón está mucho más alto.
En mi opinión, esto ocurrirá en un primer momento ante el “susto” de la nueva tecnología, pero si “los creyentes” continúan trabajando poco a poco los distintos actores interesados irán viendo los beneficios y cambiando su opinión al respecto. Me recuerda a algunos amigos que criticaban los teléfonos móviles e incluso juraban que nunca tendrían uno. Se resistieron, pero finalmente se liberaron de prejuicios y se quedaron con las ventajas que les aportaba. A mi mismo me pasó con las pantallas táctiles, me resistí bastante a abandonar el cómodo teclado numérico
Vamos a ponernos en el lugar de una compañía de seguros y su actuario, que opera en función de estadística y probabilidad. También es posible que en un primer momento la desconfianza hacia la nueva tecnología provoque que sea penalizado por la desconfianza de lo que esta conlleve. Pero en un segundo momento, si eliminamos de la ecuación los accidentes provocados por conductores distraídos o por conductores bajo la influencia de alcohol o drogas los números cambian y el descenso en los siniestros permite abaratar las pólizas.
Si además de esto hay una ventaja general en la conducción que
Pero vamos a dejar el terreno de la especulación y vamos a ver los primeros problemas que se están encontrando estos coches en la práctica:
Conducción sobre nieve: al parecer los Google Car están encontrando ciertas dificultades sobre nieve, ya que los seres humanos utilizamos trucos como conducir por las huellas marcadas o mediante otras señales. Texturas, colores, señales visuales relativas nos ofrecen una información sobre las zonas que ofrecen al coche una mayor adherencia.
Dificultades con el mapa de a bordo: al parecer los coches “se pierden” y ceden los mandos cuando se encuentran zonas distintas a lo que figuran en su propio mapa. En estos casos, los coches comparten la información entre ellos lo que permite rápidas actualizaciones.
Señales circunstanciales o de los agentes de circulación. Los que hemos estudiado el código de circulación se supone que sabemos que son precisamente estas señales a las que hay que dar prioridad en caso de conflicto con las horizontales, verticales y semáforos. Al parecer a nuestro coche del futuro no le resulta fácil hacer esta distinción. Es capaz de leer muy bien las señales habituales, pero tiene dificultades con las humanas o circunstanciales.
Ninguna de estos problemas parece imposible de solucionar y en cualquier caso, no tiene que ser todo o nada con esta tecnología. Mientras mejora y soluciona los problemas podemos usarla en ciertas condiciones y que ceda los mandos al ser humano en aquellas situaciones que no domine.