¿Cómo pdoemos leer paalbars desrodneandas?
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Nuestra capacidad de lectura aún tiene muchos secretos para los neurocientíficos. Cuando leemos una palabra nuestro cerebro debe extraer el significado de la palabra a partir del conjunto de símbolos (letras) que le enseñamos. Para distinguir entre una palabra y otra se piensa que nuestro cerebro asimila como información el orden de las letras y la propia letra. Es decir, si leemos “gato” en nuestro cerebro recoge algo parecido a:
1º G 2ºA 3ºT 4ºO === gato (significado)
Pero aunque esta teoría sea la que más apoyo experimental tiene, tiene ciertos problemas que los científicos no han logrado explicar ya que si cbamamios el odren de las paalbars aun pdoemos lerelas. Esto implica que nuestro cerebro no se basa únicamente en el orden de las letras sino en algo más.
Y hasta aquí lo que se sabe sobre este tema. Existen diferentes grupos de investigación con diferentes explicaciones de este fenómeno, algunos opinan que realmente no distinguimos las letras y su orden de manera individual sino las silabas que forman la palabra, como pasa en el habla.
En el habla la unidad mínima no es la letra sino la silaba. En todos los idiomas existen las silabas y hay estudios científicos que han demostrado que nuestro cerebro puede distinguir periodos de tiempo con un límite mínimo de 250 milisegundos, que es justo la duración media de las silabas en todos los lenguajes del mundo. Si hablamos más lento lo logramos separando la duración entre silabas y no la propia silaba, si se hace pierde significado; por eso es tan difícil entender el texto de una aria. De esta manera, si desordenamos las silabas de una palabra pero no desvirtuamos mucho las propias silabas aún distinguiremos la palabra original con mayor facilidad.
Lo que sí se ha demostrado es que nuestra capacidad de leer palabras desordenadas depende del desorden de la palabra. Distinguimos mejor la palabra original si permanece en su sitio la letra inicial y final, sin embargo, si alteramos mucho la palabra en su región intermedia puede perder su significado igualmente. Por ejemplo, si leemos “paalbars” podemos pensar en el término “palabra”, pero si leemos “praaabls” nos cuesta más deducir la palabra original a pesar de mantener la letra inicial y final.
La mayoría de estudios se basan en enseñar a un voluntario durante un breve periodo de tiempo una palabra desordenada y preguntarle que palabra ha leído. De esta manera podemos comprobar la relación entre diferentes maneras de desordenar las letras y la pérdida de su significado, buscando así alguna pista de qué es lo que usa el cerebro para identificar la palabra.
Si cogemos la palabra “vacaciones” y la desordenamos a “aviecsons” probablemente no leamos vacaciones pero usemos otras palabras como “aviación”. Hasta ahora en los estudios un fallo en identificar la palabra sólo cuenta como un fallo, sin embargo, recientemente el profesor Colin Davis de la Universidad de Londres ha diseñado un sistema informático que recoge también las respuestas erróneas y trata de buscar relaciones con la palabra desordenada. De esta manera se piensa aumentar la información sumando las identificaciones concretas con las identificaciones fallidas.
Con todo, la causa del fenómeno sigue siendo un misterio. Actualmente también se investiga si el fenómeno existe en otros idiomas con una colección de grafos diferente, como puede ser el árabe o el chino. En estos idiomas se invierte el sentido de lectura (en caso del árabe) o las palabras son representadas con caracteres únicos (en caso de chino y japonés), siendo un experimento natural para comprobar si el fenómeno solo sucede en idiomas de alfabeto occidental o ocurre en todos los seres humanos.
Por ahora, nos contentamos con leer sobre este fenómeno en los correos en cadena que nos llegan al mail.
Fuentes | Rhythms of the brain, Science Daily