El ibuprofeno y la Aspirina ayudan a curar la Tuberculosis
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Para que nos pongamos un poco en materia, la tuberculosis es una enfermedad infecciosa digamos, molesta. No es una infección muy común, y encima es muy muy difícil de curar (y letal en más casos de los que nos gustaría). Si tenemos la mala suerte de contraerla deberemos hacer frente a un tratamiento de entre seis y nueve meses de duración con un tratamiento antibiótico que se compone de tres o cuatro fármacos diferentes que, en bastantes ocasiones, es necesario modificar porque el “bichito” hace resistencia a alguno o varios de ellos. Por tanto, mejor que no os encontréis frente a frente con un Mycobacterium tuberculosis, la experiencia es de todo menos agradable.
Dicho esto, si resulta que el tratamiento típico son varios antibióticos, ¿qué pintan los antiinflamatorios como el típico ibuprofeno o la Aspirina en esto? Pues yo creía que nada, pero un nueva investigación contradice mis pensamientos.
El estudio en particular llega de mano de los investigadores del Hospital Germans Trias i Pujor, de Badalona (España), los cuales han logrado demostrar que la ingesta de ibuprofeno y Aspirina (Ácido Acetil Salicílico) ayudan a curar la tuberculosis. Dicha investigación se ha publicado en el Journal of Infectious Diseases. Y, personalmente, estoy muy impresionado.
Los investigadores infectaron a más de cien ratas que posteriormente solo fueron tratadas con ibuprofeno, sin ningún tipo de antibiótico añadido más (como debería ser lo habitual en el caso de la tuberculosis), y tan solo con eso fueron capaces de frenar la enfermedad.
Las ratas no morían sino que llegaban a sobrevivir hasta tres semanas más, y hasta un 50% de los casos se mantenían con vida. Por tanto, solo con ibuprofeno incluso en momentos a punto de morir, se podía salvar a las ratas e incluso reducir la concentración de la bacteria en su organismo.
Como ya sabréis (simplemente con haber sufrido una resaca en algún momento de vuestras vidas es suficiente), el ibuprofeno y la Aspirina son medicamentos antiinflamatorios, es decir, reducen la inflamación del organismo. Y resulta que precisamente es el exceso de inflamación por parte de nuestro cuerpo como intento de lucha contra la tuberculosis la responsable de que la bacteria lesione todavía más los pulmones, acabando por desarrollar todavía más la enfermedad y llegando a ser letal en algunas ocasiones.
Curiosamente este mismo equipo de investigación publicó hace tres años un estudio que demostraba que 9 de cada 10 individuos infectados por la bacteria del género “Mycobacterium” no llegaban a desarrollar la enfermedad al envolver las lesiones con fibras de colágeno, y que el 10% restante que si desarrollaba la enfermedad acababa con múltiples lesiones sobre todo por la inflamación, por lo que justamente la ingesta de antiinflamatorios sería ideal para frenar estos casos.
Como dice Pere-Joan Cardona, director de la Unidad de Tuberculosis Experimental del Instituto de Investigación en Ciencias de la Salud del centro (IGTP):
“Nos dimos cuenta de que hay un componente inflamatorio que no se había tenido en cuenta”
Eso si, Cardona es realista y admite que el tratamiento único con antiinflamatorios no es suficiente para frenar totalmente la infección (la bacteria no muere, sigue en el cuerpo), pero si ha afirmado que el reducido precio de estos medicamentos y sus escasos efectos secundarios son factores a su favor para usarlos como complemento al tratamiento habitual con antibióticos.
Vía | EuropaPress.