¿Qué reacciones son normales ante la muerte de un ser querido?
El duelo es un gran desconocido para muchas personas… A veces un amigo sufre una perdida y no sabemos que esperar, no sabemos cuándo aconsejarle que reciba ayuda o cuánto tiempo puede llevarle sentirse mejor. A veces nos preocupa nuestra propia reacción ante futuras perdidas, pues asumámoslo, es parte del ciclo vital y tarde o temprano todos podemos sufrir una. Este artículo pretende aclarar estas dudas y arrojar algo de luz sobre un tema bastante gris.
¿Qué es el duelo?
Se entiende por duelo aquel proceso de adaptación emocional que sigue a una perdida. Por lo general el tipo de pérdida puede ser muy amplia, una ruptura de pareja, la pérdida de un trabajo, etc… Pero a pesar de las similitudes, el duelo más real es el que se da ante la pérdida de un ser querido por su muerte. Y este artículo se va a centrar en ese tipo de pérdida.
Es importante enfatizar las palabras adaptación emocional, pues ahí está la clave, el duelo tiene la función de ayudar a asimilar y a reponerse lentamente de un shock fuerte para la persona, como veremos más adelante existe el duelo patológico que es aquel que deja de ser adaptativo, y que se extiende por un periodo muy largo de tiempo.
¿Cómo es un duelo?
El duelo suele compartir unas características comunes pero también varía mucho de una persona a otra. No hay dos duelos iguales, cada persona afronta la situación de una manera diferente y cada persona dispone de estrategias diferentes para luchar contra su dolor. La manifestación externa del duelo se conoce como luto.
A pesar de esto podemos decir que un duelo se compone de cinco fases, las cuales no tienen por qué darse en este orden ni tienen porque aparecer todas. Incluso puede que haya personas que retrocedan a una fase anterior en algún momento. Pero todas las personas pasan por al menos dos de las fases. Estas fases permiten darle a la persona una atención diferente al poder identificar en qué momento del duelo se encuentran.
Las fases del duelo fueron descritas por Kübler-Ross, y son utilizadas internacionalmente. Originalmente se diseñó para personas en fase terminal de una enfermedad que iban a morir en poco tiempo y que procesaban su propio duelo, pero luego vio que el proceso se repetía para cualquier duelo.
Las fases que describió Kübler-Ross son:
1. Fase de Negación. Negarse a sí mismo o al entorno que ha ocurrido la pérdida.«Me siento bien», «esto no me puede estar pasando, no a mí».
La negación es solamente una defensa temporal para el individuo. Este sentimiento es generalmente reemplazado con una sensibilidad aumentada a las situaciones e individuos.
2. Fase de Ira. Enfado por no poder evitar la pérdida. Enfado hacia la persona muerta por dejarnos, hacia el hospital, hacia nosotros mismos, hacia familiares. Ira. «¿Por qué a mí? ¡No es justo!», «¿cómo me puede estar pasando esto a mí?».
3. Fase de Negociación. Negociar consigo mismo o con el entorno, entendiendo los pros y contras de la pérdida. Suelen entrar en juego las creencias religiosas.
La tercera etapa involucra la esperanza de que el individuo pueda de alguna manera posponer o retrasar la muerte o los sucesos, comprometiéndose de alguna manera.
4. Fase de depresión. Se experimenta tristeza y dolor por la pérdida. «Estoy tan triste, ¿por qué hacer algo?», «voy a morir, ¿qué sentido tiene?», «extraño a mis seres queridos, ¿por qué seguir?»
El individuo puede volverse silencioso, rechazar visitas y pasar mucho tiempo llorando y lamentándose. No es recomendable intentar alegrar a una persona que está en esta etapa. Es un momento importante que debe ser procesado.
5. Fase de Aceptación. Se asume la pérdida, pero jamás se olvida. Es la fase final en la que la persona aprende a continuar con su vida tras la pérdida. En esta fase se alcanza el reajuste que se buscaba.
El duelo suele durar entre 2 y 12 semanas, aunque puede persistir hasta los 6 meses cuando se trata de la pérdida de un ser querido muy cercano. En el caso de que los síntomas no cesaran después de los períodos de tiempo anteriormente citados y provocaran problemas en la vida diaria, haay que buscar la ayuda de un profesional de la psiquiatría y/o psicología, ya que la persona afectada puede estar sufriendo un episodio de depresión por ejemplo. Más abajo se citan otros casos en los que se requiere ayuda profesional.
Se considera que un duelo resuelto es aquel en el que la persona acepta la realidad de la pérdida, experimenta la realidad de la pérdida, es capaz de sentir el dolor y todas sus emociones y consigue adaptarse a un ambiente en el cual falta el ser que murió, aprender a vivir en su ausencia, tomar decisiones en soledad y crear nuevas relaciones.
El duelo patológico.
Cuando un duelo no se resuelve, la persona se queda estancada en una fase (negación, ira, depresión…) o aparecen conductas nocivas hablamos de duelo patológico. Existen 3 tipos de duelo patológico:
- Duelo bloqueado: Ocurre una negación de la realidad de la pérdida, donde hay una evitación del duelo, y un bloqueo emocional-cognitivo que se manifiesta a través de conductas, percepciones ilusorias, síntomas somáticos o mentales o relacionales.
- Duelo complicado: Síntomas o conductas de riesgo sostenidas en el tiempo y de intensidad grave para la salud dentro de un contexto de pérdida. Por ejemplo, alcoholismo, autolesiones, consumo de drogas, prácticas de riesgo…
- Duelo patológico: La persistencia o intensidad de los síntomas ha llevado a alguno o varios de los miembros de la familia a detener la vida laboral, social, académica, orgánica. Hay interferencia severa con la vida diaria. Deja de ser un proceso adaptativo y se prolonga en el tiempo.
¿Cómo se puede ayudar a una persona con duelo patológico? Técnicas psicológicas.
Estas técnicas se enumeran de forma didáctica pero el duelo patológico debe ser tratado por un psicólogo. Se requiere tratamiento por parte de un profesional pues en ocasiones implica riesgos, depresión o suicidio.
TECNICAS CONDUCTUALES:
- PROGRAMACIÓN DE ACTIVIDADES DE DOMINIO-AGRADO: Por ejemplo reemplazar las visitas al cementerio por actividades potencialmente agradables.
- EXPOSICIÓN SIMBÓLICA: Imaginarse despidiéndose del ser querido antes de que ocurra, preparándose para el momento. Revivir ciertas situaciones, imaginar el funeral.
- EXPOSICIÓN Y PREVENCIÓN DE REPUESTAS DE EVITACIÓN: Consiste en verbalizar los recuerdos vivenciales en relación al difunto sin evitar tal tarea. Recuperar memorias de momentos vividos con la persona que falleció.
- LA AMPLIFICACIÓN DE SENTIMIENTOS: Consiste en la expresión de sentimientos positivos o negativos hacia la persona fallecida, de forma más o menos dramatizada. Es una forma de canalizar los sentimientos que la persona cree que no puede o debe mostrar.
- JUEGO DE ROLES: Psicodramatizar o representar escenas relevantes, y a menudo conflictivas, respecto a la relación con el difunto, de modo que se puedan experimentar cogniciones y emociones relevante y que han sido evitadas. Se puede emplear el procedimiento de la “silla vacía” (Gestalt). Por ejemplo para conversaciones que no se pudieron tener antes de que la persona falleciera, ayuda a cerrar temas abiertos.
TECNICAS COGNITIVAS:
- DESCATASTROFIZAR: Se trabajan las probabilidades reales de que sucedan eventos catastróficos si el sujeto afronta determinados recuerdos o situaciones. La exposición apoya la descatastrofización. Por ejemplo en el caso de miedo a ataques de ansiedad al volver a la zona del fallecimiento. Incluso con pensamientos mágicos.
- REATRIBUCIÓN: Se examinan las evidencias que el sujeto tiene para sentirse culpable y se revisan las evidencias para explicaciones alternativas más plausibles (normalmente, atribuciones externas frente a internas).
- AUTOACEPTACIÓN: Se trabajan con el sujeto sus exigencias y autocríticas por haber experimentado ciertos sentimientos hacia el difunto (agresividad, odio, etc.) y se diferencia entre estos y la persona global.
El profesional puede evaluar los riesgos y las reacciones que cada técnica puede producir, minimizando daños y ayudando a la resolución de la situación.
Imagen: Wikimedia Commons.