La relación entre abuelos y nietos: un beneficio psicológico mutuo
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La relación con sus abuelos es un bálsamo para los nietos pero también para los propios abuelos. En una sociedad como la de hoy, en la que cada vez más veces padre y madre trabajan fuera del hogar, la ciencia ha observado que los abuelos que tienen una estrecha relación con sus nietos suelen padecer menos depresiones. Lo han observado investigadores en un estudio del Instituto sobre el Envejecimiento de la Universidad de Boston. El estudio va a ser presentado en la 108 reunión anual de la Asociación Americana de Sociología; los expertos estudiaron a 376 abuelos de unos 77 años y 340 nietos de 31 años.
Los resultados de la investigación, asimismo, han mostrado que los nietos también se benefician psicológicamente de la relación con sus abuelos, influyéndoles en su bienestar psicológico hasta bien entrada la edad adulta.
Eso sí, siempre y cuando los abuelos no se sientan dependientes en esta relación. Es decir, el mismo trabajo ha constatado que cuando los nietos ayudan a los abuelos a ir a comprar, en las tareas domésticas o realizan funciones de asesoramiento, los mayores se sienten peor e, incluso, incrementan los síntomas depresivos.
Los investigadores han denominado a este tipo de relación “apoyo tangible” o solidaridad funcional o instrumental. En este sentido, se cumpliría aquél dicho de la sabiduría popular de “es mejor dar que recibir”, como comentan los científicos que han participado en la investigación. Los abuelos esperan poder ayudar a sus nietos, incluso cuando ya han crecido, y es frustrante y deprimente para ellos que esta relación se desarrolle al revés, es decir, que sea el nieto o nieta quien deba hacerse cargo de ellos.
Los investigadores creen que los esfuerzos por fortalecer a las familias no deberían centrarse tan sólo en la familia nuclear o en aquellas con niños pequeños. Al contrario, deberían ampliarse a los roles de abuelos y nietos, porque estas relaciones también tienen funciones importantes durante la edad adulta.
Construir una relación saludable
Para muchos que acaban de tener un bebé, la presencia de los abuelos es un consuelo y un desahogo. Sus obligaciones están en un plan secundario y son dependientes de la potestad de los padres del bebé. Pero más allá de esta “asistencia práctica”, hay que tener en cuenta lo dicho más arriba y que la relación entre abuelos y netos es siempre muy enriquecedora para ambos lados.
En general (siempre dependerá de la forma de ser de los abuelos) se genera una relación cariñosa, mimosa, y los abuelos sienten un placer inmenso cuando pueden estar con los nietos. Es una forma de renovarse a nivel personal, de tener más participación en la familia, de sentirse más jóvenes y actualizados. La tarea de educar recae, lógicamente y en la mayor parte de los casos, en los padres. Los abuelos pueden centrarse en dar cariño, echar una mano de vez en cuando y pasar un buen rato con sus nietos.
El valor de los abuelos en la vida de los niños es grandioso. Nugartein y Weinstein indicaron en los años 60 cinco estilos de ser abuelo/a (no todo el mundo está de acuerdo): comportamiento rígido y tradicional (autoritarios), búsqueda de diversión (relajados y no autoritarios), subrogados (asunción de responsabilidades y cuidados de los nietos/as todos los días), reserva de sabiduría (información sobre raíces familiares, guardianes de la historia familiar), y abuelos distantes (que rara vez ven a los nietos). Todos acostumbran a tener un poco de todo, y en general pueden aportar mucho:
-Pueden contribuir con su experiencia en momentos de crisis familiar (ayudar en la comunicación padre/hijos, por ejemplo).
-Pueden cuidar de los niños cuando los padres no pueden hacerlo. Esto es muy importante para los abuelos, porque se sienten más útiles, más considerados y más valorados. Esto influye directamente en su felicidad, como es lógico.
-Pueden transmitir valores familiares y mantener el vínculo entre las generaciones. Las historias que cuentan los abuelos sobre la vida de sus hijos (o sea, los padres) cuando ellos eran también eran niños gustan mucho en la infancia, y contribuyen en el desarrollo psicológico de los más pequeños. Asimismo, hacen que el niño o niña tenga un sentido de continuidad de la familia, que acepte que sus padres son humanos (¡mi padre o madre también hacía travesuras!) y, por lo tanto, facilitan la identificación de los niños con sus progenitores.
-Pueden aprender con sus nietos, acercándose más a las nuevas generaciones. Aprender a usar el ordenador, por ejemplo. Este es otro elemento que puede influir directamente en su sentimiento de ser útiles y en sus niveles de felicidad.
-Pueden parar el tiempo. Cuando los niños pasan la tarde en casa de los abuelos pueden “alejarse de todo”, de la vorágine y la espiral de aceleración diarias. En casa de los abuelos, el nieto o nieta puede expandirse y recibir el tratamiento cariñoso del niño que realmente es. O, sencillamente, recibe atención, tiempo, tiempo para conversar, para escuchar y para jugar.
Para una relación saludable con los nietos, es muy importante establecer unos límites entre padres y abuelos, para el bien de todos.
Abuelos paternos y maternos
Un estudio de 2000 publicado en la revista Anuario de Psicología revelaba curiosos datos:
- Los abuelos y abuelas de más edad representan sobre todo papeles conciliadores.
- Los chicos ven a sus abuelos de forma más distante, mientras que las chicas informan de una más fuerte relación.
- Mientras que los abuelos proporcionan conocimiento de la vejez y del pasado familiar (algo confirmado ya en otras investigaciones), las abuelas ejercen como cuidadoras y se encuentran más cerca de la realidad cotidiana.
- Los abuelos de la línea paterna se ven como figuras distantes, mientras que a los abuelos y abuelas de la línea materna se les percibe como representando una gran variedad de roles positivos en la vida de los adolescentes.
Fuente | 20 minutos, Psychcentral, guiainfantil.com