¿Madrugar o no madrugar?, esa es la cuestión
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La respuesta a esta pregunta no es fácil. Aunque existe la eterna recomendación de que madrugar aporta múltiples beneficios fisiológicos, siempre nos quedará la duda si estos vienen directamente del hecho de madrugar o de que los hábitos sociales que imperan permiten mejorar nuestro rendimiento cuando madrugamos. Las horas de sol y de luz también inciden en nuestro bienestar, pero no todo termina en el hecho de levantarse pronto, porque no todo el mundo está preparado “genéticamente” para hacerlo.
¿Cambio de hábitos?
Es decir, por mucho que le pongamos la intención, hay personas que son madrugadoras por naturaleza y personas que no lo son. Y, al parecer según un estudio publicado en 2009 en Science, viene determinado genéticamente por los ritmos de nuestro reloj circadiano interno. Según la investigación, nuestra capacidad para mantenernos alerta y concentrados se ve afectada tanto por la cantidad de tiempo que permanecemos despiertos como por el momento del día debido este ritmo. Así, hay personas cuyo máximo rendimiento llega cuando se pone el sol, y otros son mucho más eficientes a primera hora de la mañana.
He aquí la polémica: según el trabajo, los trasnochadores tienen ventajas a nivel cerebral. Lo malo es que el ritmo que impone la sociedad no siempre les permite aprovecharlas. En otras palabras, la mayor parte personas que tienen alto rendimiento durante la noche se ven obligadas a ir a la escuela o trabajar muy temprano, en contra de su ciclo natural. Eso las hace menos productivas, pero no por el hecho de trasnochar en sí, sino por los imperativos que nos impone la sociedad.
Ahora bien, lo cierto es que la mayor parte de personas que están leyendo esto vive inmersa en horarios marcados y comportamientos muy determinados. Por lo tanto, en este contexto, cierto es que muchos son los beneficios de madrugar, y podrían ser motivadores de que cambiemos nuestros movidos hábitos nocturnos y holgazanes por la mañana. He aquí algunas de las bondades, extraídas de varios estudios y citadas recientemente en un artículo de Huffington Post:
1. Mayores niveles de bienestar: una persona diurna suele tener una actitud más alegre, y en todas las edades. En resumen, madrugar ofrece un mayor número de experiencias positivas y sentimientos de estar sanos. Además, comienzan el día con mayor energía, alegría y positivismo (esto me recuerda a una broma que siempre hago a una amiga que siempre se levanta temprano, claro está, con un insoportable buen humor: le digo que es ella quien espera cada día al despertador, ya sentada en la cama, sonriendo, antes de que el despertador la despierte a ella). Se cree que una mayor exposición a la luz natural, que actuaría como estimulante, podría ser una de las explicaciones a estas mejores sensaciones.
2. Mejor rendimiento académico: según un estudio de 2008 de los alumnos de la Universidad de Texas, las notas de los estudiantes que se identificaron como personas diurnas eran un punto superior a las de sus compañeros nocturnos.
3. Mejor productividad: mientras los dormilones se despellejan del sueño, los madrugadores ya han salido a correr, han preparado el desayuno y han mandado unos cuantos e-mails. Estos prefieren planificar sus actividades por la mañana temprano, sobre todo si se trata de algo que plantea un desafío cognitivo.
4. Alerta al detalle: madrugar permite prestar más atención a los detalles, anticiparse a los problemas y reaccionar reaccionen con mayor rapidez ante los mismos.
5. Menor riesgo de depresión: algunos estudios vinculan el deseo de quedarse despierto hasta tarde con un mayor índice de depresión, aunque en este caso sí que existe una controversia importante en el porqué: no está para nada claro si esto se produce por algo inherente a las personas nocturnas o por las exigencias que impone la sociedad.
6. Más calorías si haces deporte: investigadores de la Universidad de Bangor en el Reino Unido descubrieron que las personas que se ejercitan durante la mañana queman más calorías que aquellas que lo hacen durante la noche.
Fuente | Huffington Post