dieta_insectos

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Tecnología

Tenemos cerebros grandes gracias a una dieta de insectos

26 junio, 2014 21:42

¿Enserio? ¿De verdad comer insectos fue bueno para el cerebro? Al menos eso es lo que se desprende de una investigación llevada a cabo por los científicos de la Universidad de Washington en St. Louis, ya que sus resultados afirman que el hecho de sobrevivir a base de una dieta magra consumiendo hormigas, babosas y demás insectos habría estimulado el crecimiento cerebral y la mejora de las funciones cognitivas de nuestros antepasados humanos y de otros primates.

Dieta de insectos, cerebros grandes

mono_capuchino

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Según comenta Amdanda D. Melin, profesora asistente de antropología y autora principal del estudio, el hecho de excavar en busca de insectos cuando escaseaba la comida fue lo que contribuyó a que los hominidos mejoraran sus habilidades cognitivas a través de la evolución, sentando las bases de las herramientas que usamos hoy en día.

Para llegar a tales resultados se llevó a cabo un estudio que duró cinco años con monos capuchinos de Costa Rica, el cual acaba de publicarse en el Journal of Human Evolution, siendo el primer estudio que proporciona pruebas detalladas del campo sobre cómo los cambios estacionales en el suministro de alimentos influye en la forma de alimentarse de este tipo de monos (si escasea tu alimento, buscas otras cosas, en este caso insectos).

Y lo que es común a los humanos es que muchas poblaciones de nuestros antepasados también tuvieron que llevar a cabo este tipo de dieta, por lo que el hecho de tener que arreglárselas y buscar alimento, ya fuera con las manos o mediante la construcción de herramientas para el caso, habría sentado las bases de los instrumentos usados hoy en día.

“Encontramos que los monos capuchinos comen insectos durante el año, pero se intensifican según las estaciones, durante el tiempo que su alimento preferido – fruta madura – es menos abundante. Estos resultados sugieren que insectos incrustados son un importante alimento de reserva.”

Por otra parte, el estudio sugiere que este tipo de alimentación también afecta a la conformación cerebral, pues una dieta basada en insectos más pronunciada diferencia a unos primates de otros (según la cantidad de insectos consumidos claro), como sucede en algunos de los primates que habitan los bosques de América del Sur

“Los monos capuchinos son excelentes modelos para el examen de la evolución del tamaño del cerebro y la inteligencia, ya que dado su pequeño tamaño corporal, poseen grandes cerebros. El acceso a los insectos ocultos y bien protegidos que viven en las ramas de los árboles y bajo las cortezas es una tarea cognitivamente exigente, pero ofrece una recompensa de alta calidad: la grasa y de la proteína, que se necesita para alimentar grandes cerebros”

Vía | Science Direct.