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Nunca es demasiado pronto ni demasiado tarde para cuidar tu corazón

8 julio, 2014 20:17

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Muchos estudios han constatado que diversas conductas dañinas, como beber demasiado, seguir una dieta muy equilibrada o no practicar ejercicio habitual, están vinculadas con problemas cardíacos. No obstante, son pocos los trabajos que se hayan centrado en el posible efecto reversible en la salud del corazón cuando estos mismos hábitos se abandonan.

Una investigación reciente llevada a cabo por investigadores de la Universidad de Northwestern (Estados Unidos) y publicada en la revista Circulation ha sugerido que sí, y que nunca es demasiado pronto ni demasiado tarde: abandonar los hábitos perjudiciales tiene un efecto beneficioso directo. Según los resultados, los adultos jóvenes que abandonan sus costumbres dañinas para la salud pueden reducir su riesgo de enfermedad cardíaca a medida que envejecen. Del mismo modo, incluso después de haber llegado a la adultez con algunas conductas malsanas, nunca es demasiado tarde para producir un beneficio para el corazón si se cambian dichas conductas, aseguran los expertos de la investigación.

Y al contrario: si no mantienen sus conductas de un estilo de vida saludable, y pierden algunas, se observan efectos adversos en las arterias coronarias, lo que aumenta el riesgo de enfermedad cardíaca.

La idea que puede extraerse de este trabajo es que, aunque se haya llegado a la adultez con un estilo de vida plagado de malos hábitos, uno no está condenado a sufrir de enfermedad cardíaca, porque si se hacen cambios saludables, se pueden reducir las probabilidades de padecerla.

Hábitos definidos

El equipo de investigadores siguió las conductas de salud de más de 3.500 hombres y mujeres. Estos fueron evaluados cuando tenían de 18 a 30 años de edad, y una vez más 20 años más tarde, en búsqueda de cambios que predijeran enfermedad cardíaca, como por ejemplo la calcificación de los vasos sanguíneos. Los investigadores observaron cinco hábitos saludables:

  • No tener sobrepeso
  • No ser fumador
  • Ser físicamente activo
  • tener una ingesta baja de alcohol
  • Seguir una dieta saludable (dieta baja en grasa y rica en calcio, fibra y potasio).

Al inicio del estudio, menos del 10% de los voluntarios jóvenes comunicaron cumplir con los cinco hábitos saludables. Con el tiempo, el 25% de ellos realizaron cambios saludables en el estilo de vida. Alrededor del 35% permaneció igual con respecto a los hábitos de salud, y el 40% empeoraron sus hábitos a lo largo de los años. El estudio halló que, a más hábitos saludables añadidos con el paso de los años, se producía un menor riesgo de enfermedad cardíaca. Y al contrario: mientras más se eliminaban, mayor era el riesgo. Es una asociación directa, aunque los investigadores no han confirmado que haya una causalidad.

En cifras, los que mantuvieron los mismos hábitos durante los 20 años que duró el seguimiento presentaron un riesgo de casi un 20% de presentar las señales tempranas de enfermedad cardíaca; los que eliminaron tres o cuatro hábitos saludables, de un 32%; y los que añadieron tres o cuatro hábitos saludables, un 5%. La diferencia en los porcentajes parece reveladora.

La investigación mostró que los dos hábitos con el mayor efecto en la reducción o el aumento del riesgo de signos tempranos de enfermedad cardíaca fueron mantenerse en un peso normal y no fumar. No obstante, los investigadores quieren aclarar que estos dos hábitos podrían haber mostrado este mayor efecto simplemente porque son más fáciles de medir. Aun así, serían un buen punto inicial.