Los bebés ensayan la mecánica del habla meses antes de comenzar a hablar
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Lo que no se sabía es que los bebés pueden distinguir los sonidos de todas las lenguas hasta aproximadamente los 8 meses, cuando empiezan a centrarse sólo en aquellos que escuchan a su alrededor. Es lo que ha revelado un nuevo estudio sobre el lenguaje de los bebés llevado a cabo por investigadores del Instituto para el Aprendizaje y Ciencias Cerebrales de la Universidad de Washington (Estados Unidos) y publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Para analizar cómo los bebés desarrollan unos mecanismos con los que formar palabras mucho antes de empezar a hablar, los científicos han examinado a 57 niños de 7 a 11 meses de edad para mostrar cómo el cerebro estimula las áreas que coordinan y planifican los movimientos motores para el habla. Las conclusiones han mostrado que, si bien la mayoría de bebés balbucean a los 7 meses, estos no pronuncian sus primeras palabras hasta pasado su primer año. Aun así, sus cerebros comienzan a planificar cómo formar palabras mucho antes de hablar. Esta planificación motora, además, contribuiría a hacer que los niños se vuelvan más sensibles a su lengua materna.
Como conclusión, se puede decir que los autores han identificado un punto de inflexión en el desarrollo cerebral de los infantes: se pueden pueden discernir los sonidos propios de distintas lenguas, pero a partir de los 8 meses los cerebros empiezan a centrarse sólo en aquellos que les son más familiares.
Parentese
Por ello, es importante que los padres hablen habitualmente a sus hijos, pues así aumentarán el interés natural del bebé por cualquier tipo de sonido, incluyendo el del lenguaje. Los investigadores destacan, en este sentido, el empleo del denominado parentese, forma de hablar usada por los adultos que se ajusta al lenguaje de los niños. Éste podría ser útil en los bebés para modelar los movimientos motores necesarios para hablar.
El parentese se ha relacionado en más de una ocasión con los beneficios del aprendizaje de un idioma. En realidad, el empleo de vocales alargadas, el tono alto, las expresiones faciales exageradas o las frases simples y cortas ayudan a los niños a aprender el lenguaje. Sus cerebros van “mapeando” los sonidos que están escuchando, y el hecho de hablar de una manera que les llama la atención les ayuda a aprender a hablar y entender el lenguaje.
Procesado del sonido
Los niños y niños fueron sometidos a un escáner que mide la actividad del cerebro, a través de una técnica no invasiva llamada magnetoencefalografía (MEG). Todos fueron expuestos a una serie de sonidos que consistían en sílabas propias de su lengua nativa (el inglés) y de una lengua extranjera (el español) tales como “da” y “ta”, mientras los científicos registraban sus respuestas cerebrales.
Los investigadores observaron que la actividad cerebral se centraba en un área auditiva del cerebro denominada circunvolución temporal superior, así como en el área de Broca y el cerebelo, donde se encuentran las regiones corticales responsables de la planificación de los movimientos motores necesarios para el habla.
Los resultados del escáner mostraron que el patrón de actividad producido por los sonidos de la lengua materna era similar al originado por una lengua extranjera en los infantes de siete meses de edad, lo que demuestra que están respondiendo a todos los sonidos del habla.
En cambio, en los niños de 11 a 12 meses aumentaba la actividad al escuchar el lenguaje foráneo respecto al habla nativa. Este hecho sugiere que los lactantes de más edad realizan un esfuerzo mayor para predecir que movimientos están relacionados con los sonidos del lenguaje no materno.
Fuente | Plataforma SINC