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El tabaco podría ser el mayor factor de riesgo para sufrir Alzheimer

2 octubre, 2014 17:15

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Como ya sabéis, el Alzheimer es una de las enfermedades más devastadoras de nuestra era, ya que por el momento no sabemos como pararla, aunque lo que sí sabemos es que nuestro cerebro es capaz de luchar contra ella (al menos, al principio). Por otra parte, se ha especulado sobre si el Alzheimer podría ser una diabetes tipo 3, y conocemos algunas formas saludables de prevenir el Alzheimer. Ahora vamos a rizar un poco más el rizo, pues por lo visto habría un factor de riesgo asociado al Alzheimer que tiene mucho más peso del esperado: El tabaco.

El humo de tabaco y su estrecha relación con la demencia

Al menos eso afirma un informe de la Organización Mundial de la Salud, que tras una gran revisión científica comprobó que tanto el consumo de tabaco como la exposición al humo de segunda mano aumentaría drásticamente el riesgo de sufrir todos los tipos de demencia, incluido por supuesto el Alzheimer.

De hecho, el informe asegura que los individuos fumadores tienen hasta un 45% más de riesgo de desarrollar demencia que los no fumadores, y que hasta el 14% de todos los casos de Alzheimer a nivel mundial podrían atribuirse al tabaco. Además, aquellos individuos que sufren demencia a causa del tabaco acaban falleciendo antes que los individuos que sufren demencia y no eran fumadores.

El tabaco y los vasos sanguíneos cerebrales

La hipótesis barajada para llegar a tal afirmación se basaría en el hecho de que el tabaco es capaz de lesionar gravemente los vasos sanguíneos, tanto a nivel coronario (corazón) como a nivel cerebral, contribuyendo a la producción de los accidentes cerebrovasculares, más conocidos como ictus.

A nivel biológico, el tabaco contribuiría a este deterioro de los vasos mediante el aumento de la homocisteína, una molécula sanguínea relacionada con un aumento del riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares, deterioro cognitivo y demencia, como el Alzheimer. Además, el tabaco es capaz de acelerar la arteriosclerosis de los vasos sanguíneos en general, dejando sin oxígeno y nutrientes a las células de dichos vasos y volviendo rígidas y frágiles a las arterias, contribuyendo también a la acumulación de las conocidas placas amiloides de la enfermedad de Alzheimer. Por último, el tabaco contribuye enormemente al estrés oxidativo, la muerte neuronal y la inflamación cerebral (directa o indirecta), que se relaciona estrechamente con la enfermedad de Alzheimer.

Eso si, cabe destacar que el hecho de haber fumado previamente, pero no fumar en la actualidad, disminuye el riesgo de sufrir la enfermedad neurodegenerativa. Por tanto, dejar de fumar, aunque sea tarde, sí contribuye a una disminución del riesgo, y por tanto reduce la mortalidad.

El humo de “segunda mano” también cuenta

Por último, como ya hemos mencionado antes, el humo de segunda mano y la demencia también están estrechamente relacionados, según comenta la OMS:

“El vínculo fisiopatológico entre la exposición al humo de segunda mano y la demencia no se entiende bien. En este momento, una vía causal indirecta es biológicamente plausible, porque exiten relaciones entre la exposición al humo de segunda mano y un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares. Los efectos cardiovasculares del humo de segunda mano son casi tan grandes como el tabaquismo, y operan a través de los mismos mecanismos biológicos … “

El informe de la OMS cita hasta seis estudios diferentes que sugieren una gran relación entre este humo de segunda mano y un aumento de riesgo de sufrir Alzheimer, además de otros tipos de demencia. De hecho, el riesgo es “dosis-depenciente”, es decir, a mayor cantidad y frecuencia de exposición al humo, mayor riesgo se tiene de sufrir neurodegeneración.

Habrá que andarse con cuidado, más si cabe, frente a ese gran asesino que es el tabaco. Ya no hablamos solo de sus perjudiciales efectos a nivel del corazón o del pulmón (como ya os enseñamos en un reciente vídeo), sino que sus lesiones van mucho más allá.

Vía | Mercola.