¿Qué ocurre cuando estamos al borde de la muerte?
Los recuerdos relacionados con la muerte, denominados experiencias extracorpóreas o experiencias cercanas a la muerte, son un fenómeno considerado alucinatorio o ilusorio. De hecho, hay un número muy limitado de estudios objetivos sobre estas experiencias.
Un estudio internacional de cuatro años en pacientes con paro cardíaco y posterior reanimación ha concluido ahora que estas experiencias parecen ser mucho más amplias de lo que se ha creído hasta ahora. En algunos casos, los recuerdos de la conciencia visual compatibles con las denominadas experiencias extracorpóreas podrían corresponder con los hechos o situaciones reales. Otro número de personas podrían tener experiencias de la muerte en vida, pero no recordarlas debido a los efectos de la lesión cerebral o a los fármacos sedantes en los circuitos de memoria (de modo que el número de pacientes que las experimenten podría ser mayor). Otra conclusión es que los términos todavía científicamente imprecisos de experiencias cercanas a la muerte y experiencias extracorpóreas podrían no ser suficientes para describir la experiencia real de morir.
Al borde de la muerte
Este estudio a gran escala se puso en marcha en 2008, en 2.060 pacientes de 15 hospitales del Reino Unido, Estados Unidos y Austria. Se denominaestudio AWARE (conciencia durante la resucitación, del inglés AWAreness during REsuscitation) y ha sido patrocinado por la Universidad de Southampton inglesa. En él se ha examinado la amplia gama de experiencias mentales en relación con la muerte. Los investigadores también han probado la validez de las experiencias conscientes utilizando marcadores objetivos por primera vez.
Los investigadores entrevistaron a los pacientes reanimados y de ahí sacaron las conclusiones. El 39% de los pacientes que sobrevivieron describió una percepción de conciencia durante el evento, pero sin recuerdos explícitos de los acontecimientos. Esto sugiere, según los investigadores, que podría haber más gente con actividad mental (en esa circunstancia), pero que no lo recuerdan tras su recuperación, por las razones antes explicadas anteriormente (lesiones cerebrales o el efecto de la sedación).
Entre los que comunicaron una percepción de conciencia, el 46% experimentó una amplia gama de recuerdos mentales en relación con la muerte que no eran compatibles con el término comúnmente utilizado de experiencias cercanas a la muerte. Estas experiencias acostumbraban a incluir miedo y sensación de persecución. Sólo el 9% mostró experiencias compatibles con lo que comúnmente se conoce como “experiencias cercanas a la muerte”, y un 2% compatibles con el concepto de “experiencias extracorpóreas”, con recuerdos explícitos de “haber visto” y “escuchado”
Uno de estos últimos casos fue validado mediante la utilización de estímulos auditivos durante el paro cardiaco. Además, los recuerdos detallados de percepción visual que contaron los pacientes fueron consistentes, según verificaciones realizadas, con los eventos acaecidos en realidad. Un dato curioso que comenta Parnia es que, en todos estos pacientes, la conciencia pareció darse durante un período de 3 min tras la pérdida de latido, a pesar de que se considera que el cerebro deja normalmente de funcionar tras 20 o 30 s después haberse producido la parada cardiaca.
Más estudios y más serios
Parnia también asegura que, si bien no ha sido posible probar absolutamente la realidad o el significado de las experiencias y la experimentación de la conciencia, es imposible negar que existan y que, por lo tanto, se requiera más trabajo en esta área. También se necesitan más estudios para explorar si la conciencia (explícita o implícita) puede conducir, a largo plazo, a resultados psicológicos adversos, incluyendo el trastorno de estrés post-traumático.
Los investigadores concluyen que los resultados confirman que la muerte merece una investigación seria y sin prejuicios, que permita comprenderla mejor como “proceso”. En este sentido, en la comunicación emitida por la universidad patrocinadora, el Dr. Sam Parnia, autor principal del estudio, afirma que, “contrariamente a lo que se cree, la muerte no es un momento específico, sino un proceso potencialmente reversible, que ocurre después de cualquier enfermedad o accidente grave y que hace que el corazón, los pulmones y el cerebro dejen de funcionar.
Fuente | Sciencedaily