El gran misterio interestelar solucionado con superordenadores
El gran misterio detrás de la formación de estrellas ha sido solucionado después de usar superordenadores.
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Los científicos llevan desde los años 70 con un problema en su misión de explicar el funcionamiento del universo: hay muy pocas estrellas. Bueno, pocas teniendo en cuenta las que tendría que haber si todo lo que sabemos sobre el espacio interestelar fuese cierto.
En el enorme espacio existente entre estrellas suele haber grandes nubes de gases, principalmente de hidrógeno. Estas nubes se enfrían y condensan con el tiempo, formando las estrellas que todos conocemos; según las simulaciones y lo que sabemos de ellas, todas las estrellas observables provienen de este tipo de nubes, y la mayoría de nubes dan lugar a estrellas.
Pocas estrellas para tanta nube
La incoherencia llega cuando comprobamos que en realidad solo una pequeña parte de las nubes dan lugar a estrellas. Para llegar a la verdad del asunto se creó un gran proyecto conjunto basado en superordenadores entre miembros de CalTech, la Universidad de Berkeley, la de San Diego, la de Irvine, la Northwestern, y la de Toronto; su nombre es FIRE (Feedback in Realistic Environments), y es innovador por la manera en la que simula el espacio interestelar.
Y es que en vez de intentar realizar todos los cálculos de golpe, FIRE empieza con estrellas individuales en pequeñas zonas. Luego puede extrapolar los datos conseguidos a magnitudes mas grandes, construyendo poco a poco un modelo realista, primero de toda una galaxia, y luego de una gran porción del universo.
De esta manera el sistema encuentra relaciones físicas que hasta ahora no se habían tenido en cuenta en los cálculos pero que afectan a la posibilidad de que una nube de lugar a estrellas; el modelo creado da lugar a un porcentaje bajo de estrellas nacidas, como en la realidad.
Un buen ejemplo de que a veces es mejor dividir el problema en pedacitos que podamos solucionar fácilmente en vez de intentar solucionarlo todo de golpe, y eso funciona tanto en la ciencia como en la vida real.
Fuente | Space Daily | TACC