Científicos consiguen detener (sin querer) el envejecimiento de la piel
A veces la ciencia no se realiza a conciencia y experimentalmente, sino que sucede simplemente por mera suerte. Ejemplo de ello lo tenemos en el caso reciente de los investigadores de la Universidad de British Columbia que estudiaban los vasos sanguíneos de unos ratones y toparon con algo que no esperaban.
El secreto está en la granzima B
Los investigadores estaban investigando los efectos de una enzima particular llamada granzima B sobre el envejecimiento de los vasos sanguíneos, pero notaron algo inusual en el final del estudio. Los ratones que habían sido alterados genéticamente para carecer de granzima B tenían la piel perfectamente lisa, mientras que los ratones de control regulares mostraban signos de la edad. ¿Podría ser que la inhibición de esta enzima sea la clave para mantener la piel joven y sin arrugas?
La granzima B es una enzima, pero más específicamente es una serina proteasa. Eso significa que es capaz de romper otras proteínas. Se produce y se secreta por las células inmunes (como las células NK y células T citotóxicas). Tiene una gran variedad de funciones en el cuerpo, pero su liberación por las células inmunes también se asocia con degradación de la matriz extracelular (ECM). Esta es la red de proteínas y moléculas agregadas que llenan el espacio entre las células. Esto puede llegar a ser uno de los principales factores desencadenantes del envejecimiento visible de la piel.
Para probar su hipótesis, el equipo hizo otro experimento con el mismo tipo de ratones modificados que carecen de granzima B. Los ratones fueron expuestos a unos pocos minutos de luz UV varias veces a la semana junto a un grupo de control de ratones que sí producían la enzima. Después de 20 semanas, los ratones sin granzima B todavía tenían piel libre de arrugas, mientras que el grupo de control estaba comenzando a mostrar arrugas.
Los investigadores creen que los efectos del envejecimiento de la piel producida por la granzima B provienen de su actividad en el ECM como se mencionó anteriormente. Interfiere con la integridad estructural del colágeno, que es la principal proteína estructural en el cuerpo humano. Cuando se pierde el colágeno de la ECM, las arrugas de la piel comienzan a desarrollarse. La luz del sol aumenta los niveles de granzima B debido a su uso por las células inmunes. Cuando las células de la piel son infectadas con virus, dañadas por el sol, o desarrollan mutaciones pre-cancerosas, la mayoría de ellas son destruidas por el sistema inmune sin ni siquiera saberlo. La secreción de granzima B es una de las formas en las que las células inmunes provocan la autodestrucción de otras células, un proceso llamado apoptosis. Así que sí tendría sentido que los niveles de esta enzima suban después de la exposición al sol.
Vivir sin esta enzima no es poosible
Si tuviéramos que utilizar granzima B como un objetivo para el anti-envejecimiento total, tendríamos que eliminarla por completo de nuestro ADN. Los ratones de laboratorio no tenían granzima B, pero es un componente importante del sistema inmunológico, por lo que esta opción no es posible. Los investigadores sugieren el uso de inhibidores naturales y sintéticos de granzima B (hay un número ya conocido) como un tratamiento tópico (en forma de cremas) después de la exposición excesiva al sol. Podría usarse para evitar que el colágeno de la piel se descomponga sin interferir con el trabajo general del sistema inmune, ya que solo evitariamos la acción de esta enzima a nivel “superficial” y no entraríamos en su papel a nivel de todo el sistema defensivo del organismo.
Más allá de las aplicaciones puramente cosméticas, es posible que los inhibidores de granzima B podrían prevenir la cicatrización y el daño de las enfermedades de fotosensibilidad de la piel. El equipo también está todavía investigando su análisis original del papel de granzima B en el envejecimiento de los vasos sanguíneos, lo que podría disminuir el riesgo de dilataciones de dichos vasos, con el consecuente riesgo de ruptura.
Fuente: geek