El "elixir de la eterna juventud" podría estar en... ¿el vino tinto?
Es un hecho, estamos obsesinados con mantenernos jóvenes eternamente. Queremos hacer mil cosas y nuestros años de vida (y nuestro envejecido organismo) no dan la talla, en nuestra mundana opinión. Por ello, muchos de los últimos estudios e investigaciones buscan sin descanso la “eterna juventud“, ya sea en la sangre de aquellos que han superado los ansiados cien años, o… ¿en el vino tinto? Parece que esta colorada y alcohólica bebida tiene mucho que decir, más allá de los antioxidantes anti-cáncer la protección de nuestra memoria que parece prometer.
El resveratrol del vino tinto, ¿protección contra la vejez?
No es la primera vez que hablamos de esta sustancia impronunciable que se ha hecho tan famosa por encontrarse en el vino tinto. De hecho, el resveratrol es precisamente el responsable de las propiedades contra el cáncer o contra las enfermedades cardiovasculares que se le han otorgado al vino tinto, y hoy le añadimos una más: La juventud.
Al menos así lo asegura una reciente investigación, publicada en la revista Nature, donde se ha descubierto que el resveratrol tendría la capacidad de activar un antiguo mecanismo de defensa que protegería a las células humanas contra las lesiones del material genético o ADN. Así podría darse cierta explicación a la llamada “paradoja francesa“, pues nuestros vecinos del norte suelen llevar una dieta relativamente rica en grasas, pero tienen una baja incidencia de enfermedades cardiovasculares precisamente en la parte de la población que consume vino tinto. Curioso, como poco.
Concretamente, en este estudio se ha demostrado que el resveratrol del vino tinto (y de otros alimentos) sería capaz de imitar a otra molécula que se encuentra de forma natural en nuestro cuerpo (la tirosina) y está implicada en la activación de una antigua vía química que nos protege contra el estrés y daño del ADN celular, dando lugar en última instancia a una protección contra el envejecimiento y diversas enfermedades.
Así lo explica el profesor Paul Schimmel, del Instituto de Investigación Scripps de La Jolla, California, y director del estudio:
“Esta respuesta al estrés representa un mecanismo que habíamos pasado por alto hasta ahora. el resveratrol parece activar una vía con concentraciones mucho más bajas de las utilizadas en estudios previos”
Por lo visto, el resveratrol hace las veces de la tirosina, un aminoacido natural que se suele unir a una familia de enzimas muy antiguas, las TyrRS. El resveratrol se une a una de ellas y llega hasta el núcleo celular, donde esta el ADN, y lo protege (según comentan los investigadores) activando una serie de genes protectores como el conocido gen anticancerígeno p53, supresor de tumores, y los llamados “genes de la juventud“, implicados en la extensión de la vida útil del material genético y la lucha contra las enfermedades de la edad.
Y tan solo con pequeñas concentraciones de resveratrol, ¡unas mil veces menores a las dosis usadas en anteriores estudios! Por si fuera poco, parece que el resveratrol también tiene efectos sobre otros seres vivos, como las plantas, pues se encuentra justamente en estos seres y de ahí acaba en el vino tinto de nuestras mesas.
Eso sí, como ya hemos comentado, ¡dosis pequeñas! Según los científicos con un par de vasitos de vino al día habría suficiente (y vasitos son vasitos, nada de pasarnos con el vino con la excusa de que así seremos inmortales).
Vía | The Independent.