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Seis condiciones que podrían confundirse con una depresión

15 enero, 2015 19:48

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La escritora y divulgadora científica Therese Borchard escribió hace un tiempo sobre un interesante tema: ¿puede ser que nos presentemos al médico con síntomas sospechosos de depresión pero que no la padezcamos? ¿Puede ser otra cosa? ¿Pueden, entonces, recetarnos antidepresivos cuando en realidad podríamos sufrir otro padecimiento?

Al parecer, según la experta, los mismos síntomas de la depresión (fatiga, culpa, inutilidad, irritabilidad, insomnio, disminución del apetito, pérdida de interés en actividades habituales, tristeza persistente, ansiedad y pensamientos suicidas) pueden relacionarse también a otras condiciones que no requieren antidepresivos ni psicoterapia para tratarse. Sencillos toques en la dieta o en las hormonas podrían ser suficientes para ello. He aquí el listado de enfermedades o afectaciones que Borchard desgrana y que pueden presentar síntomas parecidos a los de la depresión:

1. Falta de vitamina D

La deficiencia de esta vitamina es más habitual de lo que parece y fácilmente detectable con un análisis de sangre. Como indica la experta, investigadores canadienses realizaron una revisión y análisis de 14 estudios que revelaron una estrecha asociación entre los niveles de vitamina D y la depresión. Los científicos encontraron que los niveles bajos de vitamina D se correspondían con la depresión y un aumento de las probabilidades de la misma.

2. Hipotiroidismo

Otra condición confundirse fácilmente con la depresión clínica es el hipotiroidismo, que produce agotamiento, falta de fuerza, irritabilidad e indecisión. A diferencia de la carencia de vitamina D, éste diagnóstico es más complicado y a veces las pruebas no proporcionan una imagen precisa. De hecho, muchas personas pasan años sin estar diagnosticadas. La Thyroid Federal International estima que en el mundo hay hasta 300 millones de personas con disfunción tiroidea, pero sólo la mitad son conscientes de su afección.

3. Niveles bajos de azúcar en sangre

Las personas que experimentan oscilaciones diarias en los niveles de azúcar en sangre suelen ser resistentes a la insulina, un precursor de la diabetes tipo 2. En Journal of Orthomolecular Medicine se muestran 82 estudios que relacionan la resistencia a la insulina con la depresión. Asimismo, un estudio de 1.054 reclutas masculinos militares finlandeses encontró que los síntomas depresivos de moderados a graves casi triplicaron el riesgo de resistencia a la insulina. No hacen falta antidepresivos para solucionar este problema. Simples modificaciones en la dieta, como comer alimentos pobres en carbohidratos y ricos en proteínas cada pocas horas, disminuye los síntomas.

4. Deshidratación

Según dos estudios realizados en la Universidad de Connecticut, incluso la deshidratación leve puede alterar el estado de ánimo de una persona. Cuando bebemos porque tenemos sed, en realidad ya tenemos un 1% o 2% de deshidratación (por eso se recomienda, cuando hacemos deporte, beber sin sed y cada cierto rato). Y esta mínima deshidratación ya está afectando a nuestra cognición.

5. Intolerancias alimentarias

Más allá de la diarrea, la urticaria o la hinchazón, las intolerancias alimentarias también pueden presentar síntomas de depresión, según la experta. Al parecer, ciertos alimentos podrían desencadenar inflamación en el cuerpo del mismo modo que las toxinas del medio ambiente. Las reacciones tardías a estas “toxicidades” podrían conducir a “alergias cerebrales”, reacciones alérgicas en el cuerpo que causan inflamación en el cerebro.

6. Retirada de la cafeína

Aunque hay algunos estudios que indican que el consumo regular de café puede incluso proteger frente a la depresión, la idea es que, del mismo modo que el café puede producir una subida cuando se toma, en personas sensibles esa misma subida puede tener la misma intensidad en la bajada, cuando la cafeína se está expulsando del organismo. En este proceso de retirada algunas personas pueden sufrir llanto, agitación, ataques de pánico, y otras formas de sufrimiento. Normalmente no se asocia al café porque, una vez tomado, ya nos dedicamos a otras historias.

Fuente | Everydayhealth