¿Cómo llegan las imágenes y vídeos desde el espacio a la Tierra?
Si tenías la duda de cómo llegan las imágenes y vídeos desde el espacio, ahora vamos a responderla, y el papel que tiene España en todo esto.
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Nos hemos acostumbrado a recibir periódicamente nuevas imágenes espectaculares del espacio, sin caer en la cuenta de que para que lleguen a nuestras pantallas han tenido que dar un gran viaje.
Hay que recordar que muchas de las sondas que mandan las imágenes, vídeos y datos que nos dejan con la boca abierta están a millones de kilómetros de distancia; ¿tienes problemas para recibir Wifi cuando te vas a la habitación más lejana del router? imagínate lo mismo pero a distancias interplanetarias. Así es cómo llegan las imágenes y vídeos desde el espacio.
El papel de Madrid en cómo llegan las imágenes y vídeos desde el espacio
El sistema usado para conectarse con las naves y sondas en el espacio exterior se llama Deep Space Network (DSN), y consiste en tres grandes localizaciones de antenas situadas alrededor del mundo. Una de ellas la tenemos en España, concretamente en Madrid, en el Madrid Deep Space Communications Complex, la única instalación de la NASA en nuestro país.
Las otras dos instalaciones están situadas en Canberra, Australia, y en el desierto del Mojave en California. Al tener repartidos los puestos de escucha por todo el globo terráqueo la NASA se asegura de que siempre puede recibir transmisiones sin importar la rotación de la Tierra.
Cada puesto tiene un periodo de entre 8 y 14 horas en el que puede recibir transmisiones, y están situados lejos de áreas pobladas. Podéis ver en directo cómo reciben y transmiten datos en esta web.
Todas estas precauciones se han implementado por la naturaleza de las transmisiones de las sondas. A diferencia de los satélites que transmiten cerca de nuestro planeta y pueden elegir los momentos del día en el que lo hacen, las señales recibidas por las sondas se han debilitado mucho con la distancia y pueden llegar en cualquier momento.
También por ese motivo las antenas instaladas son enormes; la DSS-63 en Madrid es de 70 metros, por ejemplo. Con las señales recibidas y enviadas los científicos pueden mandar comandos a las sondas, recibir telemetría, rastrear su posición, y analizar las ondas para obtener más información relacionada.
De hecho las antenas no son usadas sólo para comunicarse, sino también para observaciones como si fueran telescopios, pero en vez de obtener la luz visible obtienen señales de radio que los científicos pueden analizar.
Pero de nada sirve una antena enorme si el emisor no está bien preparado. Las sondas diseñadas para viajar por el sistema solar poseen grandes antenas unidireccionales, es decir, que sólo emiten en dirección a la Tierra; en muchos casos la antena conforma la mayor parte del cuerpo de la sonda en sí.
Las primeras sondas emitían una señal similar a la de televisión, aunque con una tasa de refresco de varios segundos o minutos por cada imagen. En la actualidad la señal de radio enviada no se diferencia mucho a la de las redes Wifi o telefónicas, aunque con protocolos que tienen en cuenta la gran cantidad de tiempo que pasa entre el envío y la llegada de los paquetes de datos.