El espacio es un lugar muy hostil para el ser humano. Por eso y por otras razones el primer paseo espacial hoy se recuerda como un paso decisivo a perder el miedo al espacio.

Y no es porque hubiese salido bien para la persona que lo consiguió, Alexey Leonov, precisamente. Fue una misión con muchos imprevistos, empezando por el hecho de que en realidad Leonov iba a intentar un paseo espacial en otra misión, la Vostok 11, pero esta fue cancelada y en vez de eso acabó emparejado con Pavel Belyayev en la Voskhod 2.

Seleccionado de entre 20 pilotos de la fuerza aérea soviética, Leonov había entrenado durante 18 meses para habituarse a la gravedad cero, pero a pesar de todo ese entrenamiento la misión podría haber terminado en tragedia (como muchas otras de la carrera espacial), sólo por un pequeño detalle.

El primer paseo espacial fue un infierno

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Fue el 18 de Marzo de 1965 cuando se abrió la esclusa de aire de la Voskhod 2 y Leonov salió al espacio, unido a la nave por una cuerda de 5.35 metros de largo. En total la EVA (Extra-vehicular activity, actividad extra-vehicular) duró unos 12 minutos, que no suena a mucho y que ha sido superado ampliamente en la actualidad, pero fueron los doce minutos en los que mucha gente aguantó la respiración mientras miraba las imágenes en directo enviadas a la Tierra.

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La misión en sí era simple, e incluso podría decirse que simbólica ya que sólo consistía en acoplar una cámara a la esclusa, hacer fotografías y volver dentro de la esclusa. Pero pese a eso, la vida de Leonov estuvo en serio peligro, básicamente porque los científicos no tenían claro qué le pasaría a un ser humano en el espacio incluso con la protección que llevaba.

El gran problema estuvo precisamente en esa protección, en el traje de cosmonauta que se había hinchado excesivamente debido a los efectos del vacío del espacio. Por eso Leonov realmente estuvo flotando dentro de su propio traje, y no podía hacer movimientos básicos como accionar la cámara que llevaba en el pecho. Pero lo peor fue que no podía volver por donde había salido.

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La esclusa de aire era demasiado pequeña (1.2 metros) para el ahora hinchado y duro traje, y Leonov lo pasó realmente mal. Su temperatura subió 1.8 ºC de manera repentina y estuvo a punto de darle un ataque de calor; después se supo que había perdido 6 kg por el sudor que acabó encharcando las piernas del traje. En ese momento, hizo falta tomar una decisión que la mayoría no se atrevería a tomar: abrir la válvula de aire del traje.

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Primero, Leonov tuvo que entrar en la esclusa de cabeza, al contrario de como dictaba el procedimiento que había tenido que aprenderse de memoria antes del viaje. Pese a todo, seguía sin caber, así que tuvo que expulsar oxígeno del traje, arriesgándose a la anoxia (pérdida de oxígeno) y a sufrir síndrome de descompresión.

Pero aunque consiguió entrar, el viaje de vuelta también tuvo problemas con los niveles de oxígeno que podría haber provocado una explosión en el interior de la cápsula sólo con que se hubiese prendido una chispa. Un viaje épico que afortunadamente terminó bien para ambos cosmonautas.

Y gracias a este primer paseo espacial, hoy estamos mejor preparados para conquistar el espacio, aunque sigue siendo una actividad muy peligrosa a sólo un paso de la muerte.