Niños prodigio y autismo, ¿una relación genética?
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El origen de los “niños prodigio” es complicado de explicar, aunque una de las hipótesis más lógicas sería pensar que hay mucho peso genético en su inteligencia singular. Por su parte, sabemos que existen algunos genes relacionados con el autismo, aunque su causa real no esté clara y confirmada totalmente, pero alguna cosa sabemos. Ahora bien, ¿podría existir una relación genética entre ambas entidades? ¿podría relacionarse a los niños prodigio con el autismo?
Niños prodigio o autistas: La decisión es genética
Pues según una reciente investigación, a cargo de Joanne Ruthsatz de la Universidad Estatal de Ohio, sí sería posible una relación genética entre los niños prodigio y sus familiares autistas. Así lo concluyen en su estudio publicado en Human Heredity, donde comentan tal vínculo. Según Ruthsatz, la clave estaría en un locus del cromosoma 1, pues el autismo y los niños prodigio compartirían una similitud significativa que no se encontraría en otros familiares no afectos (ni por autismo, ni siendo prodigios).
Para llegar a tal conclusión, tanto los investigadores de la Universidad Estatal de Ohio como sus colegas del Hospital Nacional de Niños de Colombus observaron fragmentos de ADN de cinco niños prodigio y de sus correspondientes familiares con autismo, detectando similitudes en el cromosoma 1, un locus que aumentaría la probabilidad tanto de acabar siendo niños prodigio como de sufrir autismo en la familia. Cabe destacar que entre los familiares de estos niños prodigio se encontraban entre uno y cinco familiares afectos con alguna forma de autismo.
Lo que no se tiene claro, pero ya está en la lista de objetivos de su siguiente estudio, es qué sucede en el ADN de estos niños para que acaben siendo niños prodigio y no desarrollen alguna forma de autismo, aunque Ruthsantz cree que los niños prodigio podrían producir una proteína determinada que frenara dicho autismo, permitiéndoles brillar en sus diferentes talentos, a la par que evitan el trastorno.
Anteriormente se buscaba qué mutación (o mutaciones) genéticas podían producir la enfermedad, en lugar de qué genes pueden frustrar dicho desarrollo de enfermedad, como sería este caso. Ahora, gracias a la nueva línea de investigación de búsqueda genética de “buenos genes”, donde destacan trabajos como el Proyecto de Resilencia, se están empezando a buscar mutaciones de protección con el fin de desarrollar fármacos que imiten el comportamiento de estos genes buenos. Así, enfermedades como el Alzheimer, la diabetes tipo 2 o la osteoporosis podrían combatirse de forma mucho más precoz.
Por el momento queda mucho trabajo por hacer, pero Ruthsatz espera completar la secuenciación del genoma por completo en unos meses y poder encontrar la proteína que ejercería la protección frente al autismo, a la vez que permite a los niños prodigio desarrollar todo su talento.
Vía | PBS