6 trucos para "ponerte las pilas" con el trabajo cuando estás desmotivado
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Incluso cosas por las que se supone que tenemos interés, que hemos elegido o que debemos hacer, el sentimiento es el mismo, una desmotivación, sabemos lo que tenemos que hacer pero nos cuesta convertir la idea en acción. Los consejos de hoy van encaminados a vencer esa desmotivación, ese lastre que nos impide llevar a cabo las tareas que queremos realizar.
1- Recuerda el por qué y siéntelo
Por cada trabajo realizado hay un motivo detrás. ¿Cuál es el tuyo? ¿Por qué elegiste eso?, no voy a mentir, motivos como la pasión, la creatividad o creer en el proyecto en ocasiones funcionan mejor que los motivos monetarios, pero bueno, servir sirven todos, seguro que tú también tienes una razón para haber elegido eso. Céntrate en es emotivo, en lo que te aporta ese trabajo, en a dónde te va a llevar conseguirlo. Tal vez es un paso de muchos pero entonces céntrate en el camino por el que te lleva ese paso, ¿es parte del camino hacia una meta? ¿Hacia algo futuro que sí deseas?, un objetivo mayor tal vez. Busca tu motivo, tu razón, seguro que la hay. Permítete unos minutos de respiración profunda y relajada visualizando ese motivo, esa razón, deja que te inunde.
2- Ve paso a paso
Si pensamos en la totalidad del trabajo puede llegar a ser abrumador, por ejemplo revisar las cuentas de todo el año, sin embargo si lo programamos en mini objetivos puede ser más fácil asumirlo. Por ejemplo dividir las cuentas anuales en meses y programar hacer un mes a la vez. Si divides tu objetivo en mini objetivos, pequeños escalones, el camino será más fácil. De esto os hablamos en el artículo sobre la ansiedad y la procrastinación. Haciendo una pequeña cosa a la vez antes de darte cuenta habrás llegado a tu meta u objetivo. Céntrate en lo que tengas inmediatamente delante y no lo que está más allá.
3- Ponte las cosas fáciles
Una vez tengas claro el por qué (punto 1), no te lo compliques con el cómo. Utiliza el método más simple y eficaz. Muchas veces nos enredamos tanto en el pensar en la táctica, en cómo lo vamos a hacer que luego nunca empezamos. Elige un método simple y empieza, luego ya si te sobra tiempo lo complicaras. ¿Qué es lo básico, lo más importante? Pues ponte con eso y ya te complicarás la vida más adelante.
4- Tómate un respiro
De vez en cuando es muy necesario dejar lo que se está haciendo, salir fuera, moverse, hidratarse, desconectar, dejar que el cerebro se recupere y luego retomar la tarea. En esos momentos déjate llevar por las pequeñas cosas de la vida, los olores del jardín, una taza de té, contágiate de su bienestar y utilízalos para motivarte.
5- Busca activamente la inspiración para lo que haces
Ese momento de inspiración suele aparecer una vez y durar poco, si algo te interesa es parte de tu trabajo mantenerte motivado en ello. Lee sobre el tema, mira películas o documentales relacionados, habla del tema con gente, o rodéate de elementos que te inspiren, puede ser arte, la naturaleza, o cualquier cosa. La cuestión es que la inspiración y la motivación dependen de uno mismo, no son externas. Si esperamos que vengan solas podemos esperar sentados.
6- Simplemente, hazlo
Empuja el malestar y las malas ganas y hazlo igualmente aunque no quieras. La idea es empezar a rodar la bola, esta irá cogiendo momento. Al principio todo será empujar pero llegará un momento que con ese impulso rodará sola. Aunque no quisieras hacer algo lo más seguro es que después de hacerlo te sientas mejor.
Fuente: Pickthebrain.
Imagen: Flickr, Flickr, Wikimedia Commons.