¿Puede la depresión aumentar el riesgo de padecer Parkinson?
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Está más que demostrado que la depresión ocasiona numerosos desajustes en nuestro organismo que pueden conllevar a la aparición de diversas enfermedades. También hay que destacar que la depresión está rodeada de supuestas verdades que se resquebrajan con el tiempo tal y como explicábamos en un artículo anterior: La serotonina y la depresión: ¿Un mito creado por puro “marketing”?
Por otro lado, la enfermedad de Parkinson es otra patología que ha motivado la aparición de numerosas líneas de investigación con el objetivo de descubrir un tratamiento eficaz. Por ejemplo, hace unos meses escribimos sobre Un trasplante de células madre para curar el Parkinson.
Asimismo, se están estudiando qué factores pueden motivar el desarrollo de la enfermedad de Parkinson, los denominados factores de riesgo. Un equipo de investigadores liderados por Peter Nordström ha analizado la relación entre la depresión y el Parkinson y los resultados, publicados en la prestigiosa revista científica Neurology, no ha dejado indiferente a la comunidad científica.
La depresión incrementa la probabilidad de padecer Parkinson
Los investigadores incluyeron en su estudio a ciudadanos suecos de 50 años de edad o más a finales de 2005. De aquí extrajeron a un total de 140.688 personas que fueron diagnosticadas de depresión entre 1987-2012; además, cogieron a 421.718 personas distribuidas en tres grupos que constituyeron el control del estudio.
Durante el tiempo que fueron seguidos los participantes (26 años), el 1,1% de las personas con depresión desarrollaron la enfermedad de Parkinson en comparación con el 0,4% de las personas que no padecieron depresión.
El estudio demostró que los participantes con depresión eran aproximadamente 3 veces más propensos de desarrollar Parkinson en un año comparados con los demás participantes que no mostraban síntomas depresivos. Esta probabilidad se reducía con el paso del tiempo, pues pasados 15-25 años tras el comienzo del estudio, los participantes con depresión tenían un 50% más riesgo de padecer Parkinson.
Por otra parte, esta relación entre depresión y Parkinson se contrastó al comparar el grado de gravedad de la depresión entre los diferentes participantes. Así, las personas que alguna vez tuvieron que ser hospitalizadas por cuadros depresivos eran más propensas a padecer Parkinson; cuanto mayor era el número de ingresos hospitalarios debidos a la depresión, más era el riesgo de desarrollar la enfermedad.
Por tanto, la gravedad de la depresión determinaba claramente la aparición de la enfermedad de Parkinson, una asociación que no se vio modificada tras ajustar las variables con otras enfermedades como el accidente cerebrovascular o el abuso de drogas y alcohol entre otras.
En definitiva, depresión y Parkinson parecen estar estrechamente relacionados. Sin duda, este estudio abrirá las puertas de nuevas investigaciones que permitirán aclarar esta cuestión, sobre todo para determinar cuáles son los mecanismos celulares que se encuentran implicados.
Fuente: Neurology