El embarazo cambia el cerebro de la mujer de por vida
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Está claro que tener un hijo no es una decisión a tomar a la ligera ya que tiene un gran impacto en la economía, los hábitos de vida y el futuro, aparte de la gran responsabilidad que implica, pero sin duda es algo maravilloso y muy bonito que permite que dejemos nuestro granito de arena en el mundo a través de la descendencia. Pues bien a parte de todo esto, lo obvio, resulta que el embarazo tiene otras consecuencias no tan conocidas y también permanentes ya que resulta que altera el cerebro de la madre.
El estudio:
La doctora Liisa Galea de la University of British Columbia estudió los efectos de los estrógenos de la terapia hormonal en mujeres y observó que estos eran diferentes dependiendo de la historia de la mujer, si había sido madre o no. Al observar esto en revisiones de estudios previos decidió investigar los efectos de esta hormona con ratas de mediana edad y comprobó como el estrógeno alteraba negativamente la capacidad de aprendizaje de las ratas que habían estado embarazadas. Liisa publicó sus resultados en la 9th Annual Canadian Neuroscience Meeting, concretamente la relación entre la terapia hormonal (utilizada para aliviar algunos de los síntomas de la menopausia), la actividad cerebral y el historial previo de embarazo en la mujer.
Uno de los usos más recientes de la terapia hormonal es para los casos de mujeres post-menopáusicas con decline cognitivo. Además las mujeres menopáusicas tienen mayor riesgo de padecer Alzheimer, pero sin embargo no otro tipo de demencias. Pero la terapia hormonal para tratar estos casos ha venido teniendo efectos variables y la doctora Liisa tiene una teoría de por qué. Según ella el tipo de estrógenos que se utilice en la terapia hormonal tiene que ver en sus resultados.
Las revisiones sistemáticas de la literatura sobre el tema indican que la terapia hormonal basada en estradiol tiene mejores efectos que aquella basada en la estrona (que tiende a afectar a la cognición).
Ella estudió estos efectos en ratas y obtuvo resultados similares, el estradiol (es el más potente de los tipos de estrógenos y el predominante en mujeres jóvenes) tuvo efectos positivos mientras que la estrona (estrógeno más débil y forma predominante en mujeres mayores y postmenopáusicas) no los tuvo. Pero este último (la estrona) además era dependiente del historial de maternidad previo, ya que en las ratas que habían sido madres entorpecía el aprendizaje mientras que en las que no lo potenciaba.
Esto demuestra que la maternidad previa altera la neuroplasticidad y la cognición en respuesta a la terapia hormonal. Lo cual implica y demuestra que la maternidad altera permanentemente el cerebro.
Los resultados concretos:
Liisa se centró en observar los efectos que ocurrían en el hipocampo (encargado de la memoria y la orientación espacial). Ambos tipos de terapia aumentaron la producción de nuevas células en el giro dentado en mujeres jóvenes. Sin embargo solo el estradiol crónico fue capaz de aumentar la supervivencia de esas neuronas y aumentar la expresión de la proteína zif268 (involucrada en la neuroplasticidad), este mismo fue el único en mejorar los resultados de las ratas en el laberinto de agua (las cuales fueron capaces de encontrar la plataforma sumergida mucho más rápidamente que las ratas tratadas con terapia hormonal con estrona).
Si añadimos la variable de la maternidad se encontró que en aquellas ratas que habían sido madres la terapia hormonal basada en estrona entorpecía el aprendizaje y reducía la neurogénesis de la proteína zif268, mientras que en las ratas de mediana edad que nunca habían sido madres el efecto sobre el aprendizaje de este tratamiento era beneficioso.
Sin duda son datos muy importantes a tener en cuenta a la hora de prescribir uno u otro tipo de terapia hormonal.
Fuente: Eurekalert, Daily Mail.
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