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Las alucinaciones infantiles son más comunes de lo que pensabamos

12 junio, 2015 20:29

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Cualquier adulto sabe que los niños tienen mucha imaginación, aspecto que en cierta manera se pierde con la edad, crear juegos “imaginarios”, amigos imaginarios, sacarle partido a una caja vacía e incluso hablar solos. Y hasta ahí seguramente cualquier padre o madre podría comentar un ejemplo o anécdota basado en el día a día de lo que observan en sus hijos. Los niños imaginan y mucho. La imaginación, la fantasía y la creatividad son características propias de la infancia y son sanas y muy positivas. Pero hoy vamos a hablar de alucinaciones, porque en contra de lo que se piense, sí existen en niños, son frecuentes y no son simples actos imaginativos.

Si un niño dice que ha visto algo u oído algo probablemente lo achaquemos a su vívida imaginación, pero lo cierto es que las alucinaciones son claramente identificables en los niños.

¿Cuáles son los datos?

Las alucinaciones son muy frecuentes en la infancia, con estudios que llegan a situarlas como presentes en 2/3 de la población infantil. Sin embargo a medida que subimos de edad, pasando por la adolescencia hacia la adultez las cifras van disminuyendo gradualmente.

Existe un problema para evaluar estas experiencias en niños, dado por la edad y la dificultad cognitiva y de expresarse que presentan. Es por ello que todavía no está claro si la presencia de más “experiencias alucinatorias” a estas edades es algo natural de lo que salimos con la edad, una especie de evolución cognitiva o si en cambio es un pico de actividad específica que aparece a ciertas edades. Sí es cierto que se barajan bastantes teorías como explicaciones, desde una inmadurez en el desarrollo de ciertas áreas (como las encargadas de diferenciar el pensamiento o discurso mental como algo interno y propio), a las que las barajan como una respuesta natural al estrés o los traumas infantiles, factores culturales, etc…

¿Es un indicador de algún tipo de problema?

No, no tiene por qué vamos. A pesar de que la idea de pensar que un niño sufre alucinaciones es aterradora lo cierto es que suelen salir de ello y dejar de hacerlo por si solos, sin que ello tenga porqué estar asociado con ningún problema mental posterior o ser indicativo de algún problema mayor. No es como en los adultos donde las alucinaciones (las que no aparecen de forma puntual) son más extrañas y suelen asociarse a ciertas patologías (recomiendo consultar el artículo de Medciencia que matiza este punto). En la infancia las alucinaciones se entienden (casi siempre) como parte del proceso de desarrollo.

Las alucinaciones infantiles pueden ser detonadas por sucesos estresantes en la vida del niño, dormir poco o por un estado de ánimo bajo.

¿Qué nos indica un posible problema? Pues que las alucinaciones sean persistentes, frecuentes, complejas, creen malestar y afecten a la capacidad del niño de responder al entorno adecuadamente.

Por lo general se considera que las alucinaciones de contenido más positivo y que no interfieren con la vida del niño (las más comunes) son totalmente benignas, así que no os asustéis. Los trastornos psicóticos son extremadamente raros en la infancia y suelen ser bastante claros, con alucinaciones negativas o terroríficas y una gran interferencia en la vida del niño.

Se debe considerar la presencia de otros síntomas del espectro psicótico para poder empezar a preocuparse, o que el niño presente otras dificultades o áreas con alteraciones. Por ejemplo que tenga problemas de socialización, de desarrollo de competencias propias de la edad, discurso alterado, etc… En ese caso si deberemos buscar ayuda profesional para cerciorarnos de que no haya ningún problema detrás de los síntomas que manifiesta el pequeño.

¿Cómo distinguirlos?

El problema es que las alucinaciones representan una visión distorsionada, borrosa o extraña de la realidad, y dado que el día a día de los niños a ciertas edades es el juego no es extraño que aparezcan relacionadas con él y que por ello se confundan con una imaginación muy productiva. Pero en estos casos ya hemos comentado que no hay que preocuparse.

Tanto la imaginación y la fantasía como las alucinaciones representarán escenarios extraños, personajes peculiares e inspirar la curiosidad del niño. La diferencia está en que en el juego o la imaginación el niño no tiene la experiencia perceptual en sí. En una alucinación el niño vive esa percepción, la siente como real, no la distingue como algo creado por él, sino que la ve como algo exterior a él, real e impuesto, sobre lo que no tienen control.

Os recomiendo leer otro artículo que escribí en Medciencia dedicado a la esquizofrenia infantil (muy poco frecuente por otro lado), en él se explicaba la variedad de síntomas que conforman los indicadores de un problema más grave. Por ejemplo: apatía, intereses estereotipados, problemas sociales y de desarrollo, discurso incoherente o que salta de temas, problemas de atención, conducta inquieta, etc… Como veis el cuadro es muy diferente al del caso que comentamos de alucinaciones benignas y eso es lo que debe quedar claro. Tener una alucinación no implica nada más por sí solo.

Fuente: The Guardian.

Imagen: Moon stars and paper.