Los coches podrán monitorizar las ondas cerebrales del conductor para mejorar su concentración

Más leña para los coches de dentro de unos años: sensores que podrán monitorizar tu respiración, pulso y hasta anticiparse a los botones que vas a pulsar.

El desarrollo de la tecnología aplicada a los coches avanza imparable. Los coches eléctricos siguen creciendo y el futuro de los vehículos autónomos cada vez pinta mejor con multitud de fabricantes involucrándose en su desarrollo.

Hace unos días vimos los últimos sensores de Range Rover que serían capaces de detectar los baches en la carretera para crear una enorme base de datos y que el resto de conductores, así como las autoridades públicas, tuviesen conocimiento de ellos. Lo último es estudiar el estado del conductor.

Desde el grupo Jaguar Land Rover Automotive están trabajando con una tecnología derivada de la NASA para estudiar la actividad cerebral del conductor y ayudar a mejorar su capacidad de concentración.

El coche podrá leer tu actividad cerebral

Parece ciencia ficción, pero el proyecto Mind Sense se basa en que el coche podría leer las ondas cerebrales para determinar el estado del conductor. Obviamente no podemos ir con sensores sobre la cabeza, por eso irían aplicados sobre el volante para analizar las ondas a través de las manos – previa amplificación mediante software -.

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Por ejemplo, si el estudio de las ondas cerebrales indica que el conductor comienza a quedarse dormido o se distrae demasiado, podría hacer que el volante vibrase para llamar su atención o alertar con sonidos y luces de que hay un peligro potencial.

Al mismo tiempo, otra de las tecnologías con la que trabajan son sensores aplicados a los asientos que serían capaces de registrar la respiración del conductor y su frecuencia cardíaca. Así, en caso de que se detecten problemas de salud graves y repentinos, el coche podría actuar. Esto tiene más sentido aún en un futuro donde sean autónomos.

Sensores en los asientos para detectar problemas de salud

Los avances no se quedan ahí, con tal de reducir las distracciones, los sensores y cámaras integradas estudiarían los brazos y manos del conductor para saber con antelación qué botones iba a pulsar. Con la detección del estrés, el vehículo adaptaría el climatizador, el nivel de luz o el equipo de audio. Una pasada.

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El volante o lo pedales vibrarán para alertar al conductor

La detección del entorno ayudaría a introducir respuestas hápticas en pedales para aumentar la capacidad de reacción o, por ejemplo, para avisar de que se han superado los límites de velocidad o se está próximo a ellos.

Una cantidad de avances que asombra y que seguramente veamos en más de un coche en los próximos años. Todo con tal de mejorar la seguridad al volante y reducir los accidentes, al mismo tiempo que se mejora la comodidad.