Modificando el comportamiento mediante reconexión neuronal
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El cerebro es sin duda el órgano más interesante de nuestro organismo. Es una compleja maquinaria de la que poco a poco conocemos más de sus entramadas redes y funciones. Nuestro comportamiento está en continuo flujo, y los diferentes eventos que experimentamos durante nuestra vida puede llevar dicho comportamiento a diferentes extremos poco compatibles. Llegar a este punto puede llevarnos a cometer acciones que generalmente no haríamos, y que podrían acabar suponiendo un problema a largo plazo, (y no es tan fácil controlarnos)
Hasta el momento, conocíamos la existencia de ciertos compuestos o patógenos que podían modificar nuestra conducta, como el virus de la rabia. Pero controlar estos cambios para nuestro beneficio parece algo bastante complicado, o eso creíamos…
Por primera vez en la historia, investigadores del University of Massachusetts Medical School han demostrado que es posible revertir el comportamiento de un animal al apagar/encender una conexión neuronal.
El super-ordenador biológico
Con 1011 neuronas participando en 1015 conexiones, casi 4 millones de millas de longitud para el procesamiento neuronal y con un complejo sistema inhibición y excitación para llevar a cabo estas conexiones, nuestro cerebro se merece el título de super-ordenador.
Mark Alkema, profesor de neurobiología del UMMS, ha respondido a muchas de las incógnitas que nuestro cerebro ha levantado en la comunidad neurocientífica al trabajar con el nemátodo C. elegans, un pequeño gusano con tan solo 302 neuronas, y del que conocemos su completo mapa neuronal.
En su estudio, Alkema y sus compañeros trabajaron comprobando si el cambio de inhibición a excitación en una sinapsis de este animal sería suficiente como para invertir su comportamiento. Para ello, estudiaron la respuesta del nemátodo frente a un hongo carnívoro que utilizaba sus hifas para atraparlo.
Durante esta respuesta, se liberan neurotransmisores para activar los canales inhibitorios. Esto producía que el gusano relajase su cabeza, y rápidamente huir en la dirección opuesta al depredador.
Además, estas modificaciones eran reversibles, y no afectaban al desarrollo del nemátodo. Es sorprendente como con un simple cambio podamos alterar una decisión que en el caso del afortunado animal le salvase del depredador. Este hallazgo nos servirá para entender con mayor detalle la complejidad de las conexiones neuronales y su mapa.
C. elegans es un modelo animal que satisface la calidad de la investigación, y aunque como hemos comprobado existen diferencias enormes en la complejidad entre el nemátodo y el ser humano, el estudio ha abierto una línea hacía la modificación controlada de nuestro comportamiento.
Fuente | UMASSMED