Las vacunas han mejorado la calidad y la esperanza de vida de miles de millones de personas en todo el mundo. Este riguroso orden se está enfrentando a un colectivo que amenaza no solo con la salud de sus mismos integrantes, sino de la gente que lo rodea. Se hacen llamar antivacunas, y por varios motivos, están en contra de la vacunación tanto para ellos mismos como para sus hijos.

¿Las razones? Desde falsas aclaraciones acerca de su toxicidad, a comentarios que intentan relacionar (erróneamente) las vacunas con el autismo, por motivos religiosos o simplemente por ignorancia. Los últimos datos recogidos databan de más de 9 millones de niños en riesgo de padecer el sarampión, una enfermedad prácticamente olvidada gracias al trabajo y éxito de las vacunas.

El sarampión puede derivar en neumonía, encefalitis, hospitalización y en ocasiones la muerte

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Aquellos que no han sido vacunados son altamente susceptibles a enfermar de sarampión ya que es un virus que se transmite fácilmente por el aire. Pero esto no queda aquí, pues pueden propagar la enfermedad a niños que debido a su edad no han recibido todavía la vacunación de la triple vírica (sarampión, paperas y rubeola) o que aun no han tomado la segunda de las dosis recomendadas.

En los análisis llevados a cabo por el National Immunization Survey en adolescentes, los investigadores encontraron que el porcentaje de niños inmunes al sarampión se encuentra entre el 92 y 94 %. El rango restante es suficiente para el sarampión de iniciar una verdadera epidemia y volver a aparecer en el marco mundial. Por fortuna, la vacunación es suficiente para acabar con este verdadero riesgo.

Cerca del 5% de los niños siguen sin estar vacunados a los 17 años

La vacuna trivalente está comprendida por 2 dosis, una a los 12-15 meses de vida y la otra a los 6 años. La vacuna contiene una variante del virus atenuado suficiente para originar una respuesta inmune que nos proporcionará defensas a largo y corto plazo.

Es comprensible que algunos padres teman por la seguridad de las vacunas al pensar que una versión reducida de lo que es malo, puede seguir siendo malo. Pero la realidad es que esos padres o no están lo suficientemente informados, o simplemente son idiotas. Pues las vacunas son la herramienta más segura y efectiva de mantener a tu hijo sano tanto en el momento de vulnerabilidad de su desarrollo como de su adolescencia y adultez.

Fuente  | IDSociety