¿Cómo la actividad física mantiene la energía de las neuronas?
A medida que envejecemos o aparecen enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, nuestras células cerebrales van perdiendo la capacidad de producir la energía suficiente que les permite seguir siendo 100% funcionales.
Una enzima denominada SIRT3, localizada en las mitocondrias (encargadas de suministrar la mayor parte de la energía necesaria para la actividad celular) parece ser la encargada de proteger al cerebro de los tipos de tensiones que se cree que contribuyen a la pérdida de la energía que hemos comentado. No sólo eso, parece ser que la actividad física podría aumentar los niveles de esta enzima protectora.
Por ahora se ha comprobado todo esto en ratones, es decir, nos encontramos aún en una fase incipiente. Lo han hecho investigadores de la Universidad Johns Hopkins y el National Institute on Aging Intramural Research Program, que han publicado un nuevo estudio en la revista Cell Metabolism. Con un nuevo modelo animal, han tratado de investigar si podían ayudar a las neuronas a resistir a la tensión que produce el agotamiento de las neuronas causada por neurotoxinas y otros factores. Y encontraron lo siguiente:
- Los ratones no productores de SIRT3 se mostraron altamente sensibles al estrés cuando se expusieron a neurotoxinas que causan neurodegeneración y ataques epilépticos.
- Cuando hicieron correr a los ratones en una rueda, se observó un aumento de la cantidad de SIRT3 en las neuronas de los ratones normales. Dicha enzima aumentó en consecuencia la capacidad de protección frente a la degeneración. En cambio, en los que carecían de la enzima, la actividad física no protegió a las neuronas.
- La aplicación de una terapia génica para aumentar los niveles de SIRT3 en las neuronas mostró que los niveles de protección frente al estrés podrían ser “manipulados” tecnológicamente.
Estos hallazgos sugieren que el fortalecimiento de la función mitocondrial y la resistencia al estrés mediante el aumento de los niveles de SIRT3 podrían ofrecer un objetivo terapéutico prometedor para la protección frente a enfermedades relacionadas con la neurodegeneración.
Células cerebrales durante el envejecimiento
La pérdida de energía de las células del cerebro va acompañada de otros detrimentos que en conjunto van provocando una pérdida de la eficiencia del cerebro. He aquí otros acontecimientos que van ocurriendo en nuestra cabecita mientras nos hacemos mayores:
- Disminución de la eficiencia del metabolismo: se deteriora la síntesis proteica, la producción de energía, como ya hemos dicho, y la producción de neurotransmisores.
- Caída de señales hormonales y del trofismo: en el envejecimiento se produce una disminución de los niveles de muchas hormonas, las cuales influencian de manera muy importante el cerebro. Por lo tanto, aumenta de forma manifiesta la vulnerabilidad del sistema nervioso.
- Acumulación de errores y programación genética: cada vez que se pierde una neurona, se pierde también una parte del capital de neuronas que tenemos para toda la vida. Los daños que se producen continuamente en las células son reparados en cada instante, pero hay algunos que permanecen y se acumulan progresivamente. Llega un momento en que los errores llevan a una disfunción de la neurona y luego a la muerte neuronal.
Fuente | John Hopkins Medicine, Instituto de Investigaciones biológicas Clemente Estable