El trasplante de órganos se hace una intervención necesaria en muchos casos en los que los órganos propios quedan inservibles, pudiendo afectar al modo de vida del paciente o incluso conducirlo a la muerte. Sin embargo, existe un problema, y es la gran demanda de órganos humanos para trasplante cuando la disponibilidad de éstos no es tan amplia. Es entonces cuando se recurre a los xenotrasplantes, en los que se reemplazan células, tejidos u órganos de una especie por los de otra (como el cerdo y el humano), preferentemente próximas entre sí para así disminuir el posible rechazo por parte del receptor. Así, con la ayuda del nuevo miembro, el paciente es capaz de sobrevivir mientras se encuentra a la espera de un órgano humano. La idea puede parecer un poco utópica a priori, pero ¿lo es en realidad? Ventajas e inconvenientes del xenotrasplante Desde hace más de 20 años se ha trabajado con cerdos en el campo de los xenotrasplantes. La rapidez con la que estos animales crecen, su relativa longevidad y el tamaño de sus órganos similar al de los humanos los convierten en el candidato perfecto, y teóricamente en una fuente inagotable de órganos para trasplantes. De hecho, los primates, aunque más cercanos a nosotros en términos evolutivos, presentan órganos demasiado grandes en comparación, además de las implicaciones morales que plantearía la utilización de unos seres tan parecidos a nosotros mismos. A pesar de que la implantación de válvulas cardíacas de origen porcino en humanos se ha logrado llevar a cabo con éxito, lo cierto es que los riesgos que acarrea esta operación han constituido graves dificultades para la supervivencia de los receptores. Son complicaciones de las cuales sólo algunas han podido resolverse, como con la respuesta hiperaguda provocada por los anticuerpos humanos tan sólo 24h después de haber recibido el órgano, que ahora se evita enmascarando al antígeno porcino responsable del contraataque. Herramientas contra los retrovirus Uno de los principales obstáculos para los xenotrasplantes con cerdos son las infecciones que podrían llegar a darse a través del trasplante de uno de sus órganos en otro individuo de diferente especie. Y es que en el genoma del animal se han encontrado 62 copias de una secuencia perteneciente a retrovirus, que ocasionarían graves impedimentos si se expresasen en humanos. Pero el panorama cambió cuando hace poco más de un mes, unos científicos de la Universidad de Harvard descubrieron la forma de librarse de los molestos virus endógenos, y que no haya posibilidad alguna de que éstos se manifiesten en la especie receptora. El experimento se realizó con células epiteliales de riñón de cerdo (en las que aparecían repetidas las secuencias de retrovirus), que fueron modificadas por un sistema de edición de genomas llamado CRISPR-Cas9 con el que se consiguió suprimir las zonas que potencialmente podrían provocar una infección. Por último, éstas células genéticamente modificadas se pusieron en contacto células humanas in vitro, de tal manera que se comprobó que en éstas tampoco aparecía ninguna infección. Pequeñas y grandes soluciones Aunque la recién descubierta solución al problema de los retrovirus no deje de suponer un enorme avance para la utilidad y mejora de xenotrasplantes, aún existen ciertas trabas para que se la considere una tecnología lo suficientemente eficaz y práctica. La coagulación, en concreto, sigue significando un inconveniente en este tipo de trasplantes, puesto que la antitrombina, proteína implicada en el bloqueo de coágulos sanguíneos, no cumple con su correcta función al no ser reconocida tras recibir el nuevo órgano. Es necesario seguir trabajando e investigando para poder paliar esta complicación y así garantizar la supervivencia de miles de personas en todo el mundo mientras esperan un órgano definitivo con el que reemplazar aquel de origen porcino. Por ahora hemos sido capaces de prolongar ese tiempo de espera en meses, pero todo apunta a que dentro de poco esa fase podría ser más duradera y mantenerlos con vida varios años. Fuente | Nature