Nacen los primeros cachorros de laboratorio
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Es innegable que la veterinaria, los fármacos producidos para tratar enfermedades en animales y su cuidado, conforman un pilar fundamental en la economía mundial. Parte de este bloque lo conforman las mascotas de compañía; animales que podemos llegar a querer como a un familiar. Cuándo nos enfrentamos a una enfermedad podemos recurrir al plan de sanidad que nos ofrece nuestro estado, sin embargo, los animales de compañía no sufren el mismo destino, pues en su caso disponemos de tratamientos y fármacos cuyo precio llega a alcanzar cifras descomunales, y que sumado al riesgo de determinadas operaciones nos hacen replantearnos si podemos o no salvar a nuestra mascota.
A 9 de diciembre de 2015, llegan buenas noticias para los amantes del mundo animal: han desarrollado por primera vez en laboratorio una camada de cachorros mediante técnicas de fertilización in vitro.
Cachorros de placa petri
El hallazgo nos lo describen en Public Library of Science ONE, y nos ofrece una alternativa para la conservación de especies caninas en peligro, usando técnicas de edición de genes para erradicar las enfermedades de carácter hereditario.
¿Por qué se realizó el estudio con perros? Una de las principales razones, reside en el conocimiento de más de 350 enfermedades hereditarias que son comunes en humanos, casi el doble que en otras especies.
Se transfirieron 19 embriones a la hembra, que dio a luz a 7 cachorros totalmente sanos, 2 de un beagle y un cocker spaniel, y 5 de una pareja de beagles. Para producir el embrión, los investigadores se enfrentaron a la compleja tarea de fertilizar un óvulo maduro con esperma en laboratorio, e introducirlo en el huésped.
El primer obstáculo fue recoger los óvulos del oviconducto femenino, ya que resultados que utilizaron huevos de otros mamíferos en la misma fase acabaron en fracaso. Jennifer Nagashima, autora principal del artículo, descubrió que dejando el huevo un día más en el oviconducto, facilitaba su fertilización.
El segundo obstáculo fue simular las condiciones en las que el esperma lleva a cabo la fertilización. Para ello, se procedió a añadir magnesio al cultivo usual, mejorando la preparación del esperma.
Con estos dos cambios, se consiguió un éxito del 80-90% en la fertilización
Se congelaron los embriones, y se introdujeron en el momento adecuado para la reproducción, que ocurre de una a dos veces al año. Nagashima nos ofrece las implicaciones de este estudio en el panorama animal:
Al poder congelar nuestro banco de esperma, tenemos una baza a la hora de la inseminación en el momento que deseemos. Lo mismo ocurre con los embriones, de forma que podemos mantener la genética de especies en peligros en lo que denominaríamos una biblioteca genética.
Con técnicas de edición genética como es el novedoso CRISPR-Cas9, en un futuro no muy lejano se podrá corregir con precisión enfermedades ligadas a nuestros genes, empezando por animales como el perro, y llegando a los humanos.
Fuente | Cornell University