Las personas con ojos azules son más sensibles al alcohol
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Se acercan las fiestas y a cada una de ellas nos acompañará una embriagadora palabra: alcohol. Es un hecho que una copa hace de algunas cenas más divertidas y alegres, pero si nos pasamos con el alcohol, la situación puede dar la vuelta. Si juntamos a la familia o a los amigos, comprobamos que no a todo el mundo le sienta igual un par de copas (o 6), lo que nos lleva a teorizar causas que apuntan a la constitución (“es que soy poquita cosa“), la familia (“bebes como tu padre“) e incluso al amor (“bebo para ahogar las penas”).
Algunas no salen de lo absurdo, mientras que otras, quizás debamos reconsiderarlas seriamente. Con una idea parecida en mente, los investigadores de la Universidad de Vermont lanzaron un estudio con la intención de determinar los posibles factores que incidan en la dependencia al alcohol encontrando una curiosa relación entre el color de ojos y el alcoholismo.
Los ojos no mienten
El estudio, liderado por Arvis Sulovari y Dawei Li, demostró por primera vez una conexión entre el color de ojos y la dependencia al alcohol. Los resultados publicados en American Journal of Medical Genetics: Neuropsychiatric Genetics sugieren que el descubrimiento no solo ha sentado las bases para entender mejor el alcoholismo, sino gran parte de enfermedades psiquiátricas.
Para llegar a esta conclusión, los autores se fijaron en que tanto europeos como americanos, con ojos de color claro (incluyendo verde, marrón y mezclas) tenían una dependencia al alcohol mayor que aquellos con ojos marrones u oscuros, siendo la tendencia mayor en las personas con ojos azules.
Partiendo de una base de 10.000 individuos de todas las nacionalidades y etnias, los investigadores trabajaron para relacionar las enfermedades psiquiátricas y encontrar una relación con posibles factores genéticos. Tras aplicar filtros para seleccionar los dependientes al alcohol, la cifra se quedó en 1.263 muestras, entre las que curiosamente se encontraba una relación: el color de ojos.
¿Hecho o casualidad?
Sulovari no dejó esta relación al azar, por lo que inició una nueva batería de pruebas rearmando los grupos para comparar la edad, el género, la etnia y contexto geográfico. El verdadero reto al que se enfrentaban, era relacionar los genes que conocemos con las posibles diferencias y estudiar que ocurría que papel tenían con las enfermedades mentales.
Los resultados mostraron que existía una relación entre alcoholismo y ojos claros, pero que solo se podía explicar en parte por la genética. La piezza del puzzle (o más bien piezas) que faltan, son una mezcla de epigenética y ambiente, de los que cada vez conocemos más y mejor, su papel en la modificación de la expresión de nuestros genes.
Quien sabe, quizás en un futuro este conocimiento se exprima hasta comprenderse y puedan realizarnos un diagnóstico para la dependencia al alcohol simplemente mirándonos a los ojos.
Fuente | NW